MADRID 25 Oct. (OTR/PRESS) -
Chanzas y cuchufletas han suscitado las declaraciones de Mariano Rajoy sobre el cambio climático. Que no es para tanto, vino a decir el líder del PP, remitiéndose a su primo, el catedrático de Física, cuya doctrina medioambiental consiste en impugnar cualquier anticipo sobre el cambio climático a largo plazo en tanto los hombres del tiempo se sigan equivocando al anticipar la temperatura del día siguiente.
Por haber sido políticamente incorrecto, Rajoy ha ocupado estos últimos días un lugar preferente en el escaparate de la actualidad política. Actualidad Insufrible en vísperas de unas elecciones generales. El debate, cada vez más barato, no siempre gira en torno a grandes cuestiones de fondo. El caos del transporte ferroviario en Barcelona lo es, desde luego, y también forma parte del debate. Pero con demasiada frecuencia nos encanta perder el tiempo con la última ocurrencia verbal de un político o sacar de contexto cualquier declaración para convertirla en titular de la jornada.
Lo de Rajoy y su primo encaja en ese tipo de debates palabreros y absurdos que no conducen a ninguna parte, aunque son utilizados para hacer risas a costa del adversario. Y entre col y col, ponerse serios para, como en este caso, denunciar la irresponsabilidad de quien trata de desdramatizar un problema tan serio como el cambio climático. Eso pretendió Rajoy. Con poco éxito de crítica y público porque ha tenido que oír de todo.
Para un gobernante, o un líder político, es muy fácil abrazar la causa del ecologismo. Matizo: es muy fácil decirlo. Nada impide a Rajoy, o Zapatero, expresar el compromiso, e incluso reflejarlo en un programa electoral. Sale gratis, como comprometerse en la causa de la Libertad, o la Justicia. En la formulación verbal de las grandes causas caben todos: quienes se lo creen y quienes no se lo creen. Y si la causa quiebra, siempre se le podrá echar la culpa a quienes no son de los nuestros.
Rajoy paga las consecuencias de unas declaraciones poco meditadas. Palabras, al fin y al cabo. También en días previos el gran asunto nacional se centró en los cotilleos de mesa y mantel, con el Rey por medio, sobre los excesos verbales de uno de nuestros predicadores del alba. Y luego tocó arremeter contra el presidente del PP por haber sido políticamente incorrecto.
Ya sabemos que el cambio climático, en boca del presidente del PP es un concepto tan discutido y tan discutible como el concepto de Nación en boca del presidente del Gobierno. Y que el cambio climático es al primo de Mariano Rajoy lo que la memoria histórica es al abuelo de Rodríguez Zapatero. Ahora empieza a encajar todo.
Antonio Casado.