Actualizado 10/10/2007 02:00

Antonio Jiménez.- La noche de los Foxá

MADRID 10 Oct. (OTR/PRESS) -

Coincidiendo con el comienzo del otoño y el final de la temporada taurina, el grupo Foxá que dirige Mariano Moreno entrega sus prestigiosos galardones taurinos a los triunfadores de la Feria de San Isidro. Los "Foxá" son al planeta de los toros como los "Mayte" o "Ercilla" al teatro, unos premios de prestigio que anualmente, concluida la feria taurina mas importante del mundo, decide y concede un jurado de calidad y respeto. En la presente edición, el "Cartel de Oro" estaba compuesto por Julián López "El Juli", Sebastián Castella y Morante de la Puebla, tres matadores que según el jurado dejaron en la arena de las Ventas los detalles de torería más sentidos e intensos del último ciclo isidril.

La terna áurea estaba convocada para recibir el premio el viernes 5 de octubre por la noche en una cena pero ninguno de los tres diestros acudió a la cita con los "Foxá". Por diversas razones, no demasiado convincentes, justificaron sus representantes la ausencia de los tres matadores "caídos" del cartel estelar de la noche. No se "cayó" sin embargo del acto la única persona, entre otras convocadas para entregar alguno de los galardones, que podría haberlo hecho sin cuestionamiento alguno: Baltasar Garzón. El titular del "número 5" llegó con retraso, tras un día intenso y movido en la Audiencia Nacional, pero con tiempo suficiente para compartir la cena con su mujer y el resto de invitados y entregarle al diestro retirado, Fernando Cepeda, una distinción especial por su carrera. Con Garzón comparto paisanaje, ambos somos jiennenses, y afición taurina y de eso hablamos al concluir el acto mientras recibía felicitaciones por la orden de detención de los batasunos a los que a esa hora aún no había tomado declaración y decidido, por tanto, sobre su puesta en libertad o ingreso en prisión como finalmente ordenó.

Nadie diría, sin embargo, que el mismo magistrado que estaba en boca de todos desde que firmó la orden de detención de la antigua y nueva cúpula de la ilegal formación filo terrorista, era la misma persona que de forma distendida y relajada, sin muestra alguna de tensión y preocupación en el rostro, conversaba con amigos y paisanos de los parajes incomparables de la Sierra de Segura en otoño y de la temporada taurina que estaba a punto de echar el cierre. A Garzón se le admira y respeta cuando aplica la ley con valentía, honestidad, determinación y sin complejos contra los terroristas y por la misma razón se le critica cuando politiquea. Entre el juez y el político es obvio que ante la opinión pública gana el juez comprometido con el Estado de Derecho y pierde el segundo a quien los hechos demuestran lo erróneo y perjudicial de adaptar el tempo de la justicia a la estrategia política del gobierno de turno.

Antonio Jiménez.

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