MADRID 11 Jul. (OTR/PRESS) -
Algunos dirigentes del PP echaron de menos algunas repuestas contundentes de Rajoy a Zapatero durante el último Debate sobre el estado de la Nación, cuando el presidente le atacó con dureza y sarcasmo en referencia a su pasado como ministro de Aznar en varias carteras. No entienden, por ejemplo, que Rajoy no le recordara a Zapatero que si tuvo que congelar el sueldo de los funcionarios, siendo titular de Administraciones Públicas, fue porque el Ejecutivo socialista de Felipe González que aplaudió y respaldó como diputado por León dejó las arcas del Estado en números rojos, el fondo de las pensiones en práctica bancarrota y la economía de España en la UCI y que si él ha podido incrementar después el salario de los trabajadores públicos es porque cuando llegó al Gobierno de manera accidental encontró unas cuentas del Reino, no sólo saneadas sino también en superávit.
Tampoco entienden que después de que Zapatero aludiera a su pasado como vicepresidente de Aznar e hiciera mofa de la expresión "hilillos de plastilina" que el líder popular empleó para visualizar las fugas de chapapote del hundido 'Prestige', Rajoy, además de afearle su consciente determinación de referirse a los atentados terroristas de ETA como accidentes -y no fue un lapsus porque los lapsus no suelen repetirse hasta cuatro veces- no le criticara también por su condición de diputado culiparlante que respaldó a los gobiernos del 'GAL' y la corrupción durante las legislaturas de Felipe González.
Lamentan asimismo que no le replicara con determinación a Zapatero cuando éste sacó pecho y arremetió contra los populares por augurar en términos apocalípticos una ruptura de España que no se ha producido, por las reformas territoriales y especialmente del Estatuto de Cataluña. Creen que Rajoy debería haberle dicho que las consecuencias negativas de su incierta y contraproducente política de revisionismos territoriales e históricos, no sólo ha generado enfrentamientos entre comunidades y reabierto viejas heridas cicatrizadas durante la Transición, sino que se verán muy pronto. En el momento en que Cataluña, en aplicación de su Estatuto exija inversiones y financiación por la renta de sus habitantes, Andalucía demande lo mismo pero de acuerdo a su población y Castilla-León, por ejemplo, lo haga en función de su extenso territorio en kilómetros cuadrados, mientras los vascos refuerzan su concierto y los navarros el amejoramiento de su fuero, no hay Dios que cuadre en España una financiación que sume 100.
Zapatero ha conseguido con su deriva territorial hacer del sistema de financiación autonómica un 'sudoku' en el que Solbes y quien le suceda no van a ser capaces de cuadrar las cuentas ni a martillazos, como decía Antonio Gutiérrez, su actual compañero al frente de la comisión de Economía del Congreso y antes secretario general de CC.OO, que las cuadraba Carlos Solchaga con Felipe González. Los populares que así han expresado su opinión tras el último Debate al que Zapatero llegó tocado e incomprensiblemente salió eufórico, esperan que Rajoy mueva ficha ahora y contraataque ante las generales con un nuevo equipo de colaboradores que traslade a los ciudadanos estas explicaciones y una clara alternativa de gobierno.
Antonio Jiménez