Actualizado 30/10/2007 01:00

Antonio Jiménez.- Todos responsables

MADRID 30 Oct. (OTR/PRESS) -

Fiel a un estilo poco refinado y nada versallesco, rayano en lo "merdellón" como sería definido en Málaga, su circunscripción política, Magdalena Alvarez ha sentenciado que ella no se va de Fomento porque "correr es de cobardes" aunque en su caso sería oportuno, valiente y digno que presentara la dimisión a la carrera. La responsable de dirigir desde el gobierno de Zapatero las infraestructuras del Estado no pasará a la historia del departamento por su buen hacer y mejor decir. Amiga de las frases hechas y recurrentes, la ministra y su jefe Zapatero no cayeron, sin embargo, en el dicho que mejor define la inconveniencia de ejecutar un proyecto o una acción personal de forma arrebatada, cuando fijaron la llegada del AVE a Barcelona el 21 de diciembre: "las prisas, suele decirse en el argot taurino, son para los malos toreros y para los ladrones". Frase aplicable también a los políticos sectarios que atisban el futuro inmediato con un catalejo cuyo horizonte de visión alcanza sólo hasta la fecha electoral más próxima.

El primer responsable, por tanto, del desastre ferroviario y organizativo que vienen sufriendo los barceloneses es el presidente del Gobierno por augurar con imprudente voluntarismo y un enorme interés electoralista la llegada del tren de alta velocidad a la Ciudad Condal en vísperas de la Navidad. En segundo lugar, la ministra de Fomento por no haberle hecho partícipe de los informes técnicos que cuestionaban la inauguración del proyecto en la fecha elegida y "lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible" que también repetía "El Guerra". Y en tercer lugar el tripartito de Montilla-Carod-Saura por su acreditada impericia para encontrar soluciones alternativas a una situación que inevitablemente se produciría durante la ejecución del proyecto en Barcelona. La complejidad de una obra subterránea que, como todas las de estas características, hasta que no la comienzas no sabes que vas a encontrarte por mas estudios geotécnicos que la acompañen, junto al hecho de que el tramo entre Hospitalet y Sants discurre por alguna zona de marismas próxima al delta del Llobregat, arrojaba suficientes incertidumbres como para que ningún ingeniero de caminos o de obras públicas se hubiera arriesgado a garantizarle al presidente la fecha del 21 de diciembre como "estación término" del ave barcelonés. La política del "como sea" en la que Zapatero ha basado buena parte de su acción de gobierno se ha estrellado, en este caso, con el imponderable de la complejidad técnica de unas obras a las que les sobra, a la vista está, la precipitación, la improvisación y la incompetencia de los gobiernos de la Nación y de la Generalitat, y les falta mesura y tiempo para acometerlas con seguridad y eficacia.

Si Magdalena Álvarez no dimite porque "correr es de cobardes" y Zapatero no la destituye porque la utiliza de escudo para amortiguar las criticas ,que sean las urnas de marzo las que les pasen la factura correspondiente ,si es que los barceloneses están dispuestos a cobrársela, por tan inagotable fuente de impericia e ineficacia. Y si no lo hacen que luego no se lamenten.

Antonio Jiménez.

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