Actualizado 25/03/2007 01:00

Antonio Jiménez.- La vuelta de Savater

MADRID 25 Mar. (OTR/PRESS) -

Mientras aguarda el comunicado preelectoral de ETA que le redima en parte de sus excesos y despropósitos políticos ante los suyos, Zapatero se ha dado de bruces con el resurgir del movimiento cívico vasco que insufló el Espíritu de Ermua. El presidente del Gobierno se ha revelado como un contumaz especialista en ir dejando por el camino un reguero de desengañados y defraudados y el filósofo Fernando Savater ha sido el último en quedar descolgado tras bajarse del caballo del 'proceso de paz' al que Zapatero le aupó cuando empezaba a embridarlo. El regreso de Savater de su viaje al lado oscuro e incierto de la estrategia que sigue el presidente con ETA-Batasuna, además del síntoma que supone, simboliza el retorno de todos los españoles que como el filósofo donostiarra le otorgaron su confianza y una oportunidad.

Nadie que haya seguido, desde la equidistancia y la neutralidad más exquisitas, el proceso abierto hace ahora un año cuando ETA declaró un alto el fuego indefinido, puede negar que los esfuerzos de Zapatero por contentar con gestos y decisiones a la banda terrorista y su brazo político hasta provocar la indignación y la tristeza de las victimas del terrorismo, hayan sido correspondidos con la decidida actitud de ETA y Batasuna de dejar las armas y hacer una declaración de rechazo a la violencia. Y esto sin contar con el terrible atentado que se llevó por delante la vida de dos infortunados ecuatorianos y la Terminal 4 de Barajas, además del aumento de la 'kale borroka' que indirectamente causó una tercera victima mortal o de la campaña de extorsión a empresarios vascos y navarros. Un año de tregua ha sido tiempo suficiente para comprobar que los terroristas siguen donde estaban, inflexibles, expectantes y con el arsenal preparado para utilizarlo en cualquier momento y que es el Estado el que da pasos en la dirección que pretenden y el que se ha plegado, de forma indirecta, como sugieren las cesiones del Gobierno al chantaje de De Juana y la bochornosa actuación de la fiscalía con Otegui.

El esperpéntico vodevil en que degeneró el frustrado juicio al portavoz de la ileal Batasuna por culpa de la fiscalía de la Audiencia Nacional ha tenido al menos la virtud de recuperar la unidad del constitucionalismo vasco, representado por los tres movimientos civiles, Foro de Ermua, Covite y Basta Ya, para la causa de la dignidad que exige la disolución de ETA sin contrapartidas, la exclusión de Batasuna de las urnas y la vuelta a la firmeza del Estado de Derecho. Para esto último, sin embargo, es imprescindible que la institución del Ministerio Publico recobre el decoro perdido con el cese de un Fiscal General que definitivamente ha antepuesto los interese políticos del Gobierno a la acción de la justicia, tal y como ha acreditado el tribunal que no pudo condenar a Otegui a pesar de existir motivos jurídicos, directos, objetivos y suficientes. Antonio Jiménez

Contenido patrocinado

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Sánchez, al fin, sale a la ofensiva, pero ¿qué ofensiva?

Foto del autor

Antonio Casado

Memoria de Rubalcaba

Foto del autor

Fermín Bocos

Annus horribilis

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Castillo de naipes