MADRID 26 May. (OTR/PRESS) -
Alguien que dice que es mas difícil conducir un camión que gobernar un país, como ha reconocido Zapatero al volante de un "Iveco" durante una visita a la fábrica de vehículos industriales, debería ser camionero y no presidente de Gobierno. Así rezaba el mensaje de un anónimo comunicante en un programa de televisión que preguntó sobre si es mas complejo llevar un vehículo de transporte de gran tonelaje que dirigir la Nación.
No es la primera vez , sin embargo, que el presidente sugiere lo sencillo y fácil que debe resultarle la gobernación de España, e incluso llegar a la presidencia del Gobierno, por más que su comentario anecdótico tuviera como objeto alegrarle los oídos a "los ingenieros de la quinta rueda". En una entrevista a Millás en El País, cuando no llevaba ni dos meses instalado en la Moncloa, Zapatero reconoció ante el periodista como a veces le había comentado a su mujer : "no te puedes imaginar, Sonsoles, la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar". Ahora ya sabemos que los camioneros estarían entre los primeros.
Después de tres años de legislatura a nadie le sorprende ya que Zapatero tenga un concepto insustancial sobre la dificultad que entraña el ejercicio del poder tan acorde en alguien que ,como él, suele distinguir muchas de sus actuaciones con preocupantes dosis de inconsciencia e irresponsabilidad. Es muy propio en un político abonado al relativismo de las cosas y dado a la trivialidad. Es, en efecto, adecuado y pertinente en este presidente de gobierno que dice sí a casi todo aquello que casualmente va en detrimento de la fortaleza del Estado y de su cohesión social y territorial, tal y como evidencian las reformas estatutarias y los acuerdos de gobierno en Cataluña o Galicia con los independentistas, mientras se cierra en banda ante la posibilidad de compartir con el PP una política de firmeza contra ETA-Batasuna.
Con estos antecedentes, efectivamente, es mas dificultoso ponerse al volante de un tráiler de 14 ruedas que ejercer una responsabilidad de gobierno comprometida con las víctimas y el Estado de Derecho en vez de ser complaciente con los proetarras hasta caer en la humillación, como se desprende de las ultimas conversaciones con ETA. En el fondo, la percepción que Zapatero tiene sobre la labor de presidente de Gobierno, más intrincada que la de camionero según él, se identifica plenamente con su política del talante y del "como sea" consistente en huir hacia delante sin enfadar a los malos, convencido de que con los buenos, por muy indignados que estén, jamás llegará la sangre al río. El problema estriba en las terribles consecuencias de esa política mientras aguardamos el final de la escapada .
Antonio Jiménez.