MADRID 14 Abr. (OTR/PRESS) -
Siempre he afirmado la voluntad del PSOE de reconvertir al 11-M en su gran baza electoral. Con ella ganaron las elecciones del 14-M, con ellas quieren remontar las municipales y con ella querrán volver a vencer en las del 2008. Jamás he entendido la obsesiva y suicida actitud del PP de reclamar, una y otra vez, de la mano de Zaplana y Acebes, apuntalados por su mentor Aznar, a este escenario de confrontación política. Regresar una y otra vez a la derrota, a que les piquen los lomos, a darles más y más munición a los rivales a que, en suma, los vuelvan a poner en la picota.
La entrega de ese tandem político de Génova 13 al tandem periodístico conformado por Pedro J-Jimenez los Santos mantenida por años ha obtenido resultados penosos para el PP: permitir que le acuñen una imagen extremista, que le acusen de no reconocer el resultado electoral, aglutinar una férrea parroquia de la que los tibios se alejan, estancarle electoralmente e incapacitarlo para aprovechar los gravísimos fallos del contrario pero eso si, Ramírez ha obtenido unos impresionantes réditos periodísticos y Losantos radiofónicos.
La demostración de los dicho, su prueba del nueve es la euforia de Blanco, el coordinado ataque en tromba del PSOE, su recuperación electoral a ojos vistas e incluso la pretensión ya final de una desmesura atroz: llevar no como responsable civil subsidiarios al Estado sino como "responsables directos" esto es, acusados del crimen por negligencia criminal a los dirigentes del PP.
La pretensión de un abogado ha sido recogida de inmediato por la asociación que preside Pilar Manjón y jaleada por toda la flota Prisa por tierra, mar y aire. Aznar, Acebes y Rajoy en el banquillo de los acusados del 11-M. Culpables de la muerte de 192 ciudadanos españoles.
Esa es la barbaridad pero en la que todo un sector de la población va a estar de acuerdo, va a querer que tal atrocidad suceda. Porque es una autentica atrocidad. La responsabilidad política de los errores de gestión del 11-M y la pretensión de Aznar de hacerlo él su baza electoral final y demoledora ya fue pagada donde debe se debe: en las urnas. Pero convertir a los gobernantes en reos por los asesinatos de los terroristas es ya no solo una desmesura, es una brutal infamia que afecta y ataca lo más profundo ya no de la democracia sino del ser humano. Es además, entregar al terror su más satánica baza. Ello es venir a decir que los criminales y fanáticos terroristas islámicos que atentaron contra el pueblo trabajador de España, el que les asiló, dio trabajo, comida y hasta estudios, son unos pobrecitos sin culpa, casi unos justicieros. Eso puede desprenderse de la aberración del tandem Pepiño-Manjón.
Pero si por el otro lado se empeñan en que esos asesinos son unos pardillos, unos mochileros a los que les falta casi un hervor, resulta que unos y otros no se están dando cuenta y están casi exculpando primero y luego adormeciendo a la población ante lo que es y va a ser el peor reto al que habrá de enfrentarse nuestro pueblo y nuestra Nación: el del terrorismo islámico. Que esta ya no a la puertas, que bien lo preludian Argel y Casablanca, sino que lo tenemos, activo y dispuesto a la masacre dentro de casa.
Pero mientras, nuestros enanizados, irresponsables y cegatos políticos siguen en su estúpida y alucinada pelea partidista a garrotazos. Ni en esto, ni en lo de ETA y en cualquier cosa que afecte a todos y al Estado, incapaces de cumplir con su deber, como si la necesidad común a ellos no les afectara. A ellos solo les afecta el poder y la poltrona.
Antonio Pérez Henares