MADRID 3 Nov. (OTR/PRESS) -
Según pasan las horas desde que se dio a conocer la sentencia algo que apenas se intuía ayer hoy se concreta cada vez con más firmeza. La urna electoral del 11-M se ha cerrado, al fin, casi cuatro años después de abrirse. Hasta ahora eso no había sucedido. Hasta hoy parecía que esa ranura del voto iba a seguir abierta durante estas próximas elecciones y vaya usted a saber hasta cuando.
La sentencia dará mucho que hablar. Los comentarios, las reacciones, las lagunas, las hipótesis no cejarán. Es hasta posible que experimenten un cierto auge en los días venideros. Pero como banderín de enganche electoral, como elemento aglutinador de voto el 11-M ha quedado definitivamente y en términos generales cerrado.
Las reacciones ha sido mesuradas en los dos máximos dirigentes políticos, y manifiestamente prescindibles en los hooligans de los respectivos partidos: Pepiño y Zaplana. A lamentar tambien las de Rubalcaba, impropias de un ministro del Interior y que se retrotraen a momentos más oscuros de su trayectoria. Pero , en general, y salvo estas previsibles "barras bravas" que se daban por descontadas y amortizadas en un segmento y en el otro, un cierto "perfil bajo" y una cierta contención han sido la tónica dominante. El más aliviado de todos, incluso, parecía ser Mariano Rajoy.
Y tenía motivos. Ese nubarrón siniestro ya descargó el 14.M y ahora ya parece que queda definitivamente atrás. No menos importante es que puede desprenderse ya finalmente de quienes estaban empeñados en su propio partido en no dejarle salir de allí y que fuera el quien con sus conspiraciones recibiera todo el pedrisco hasta el mismo dia 9-M, fecha ya decidida de las elecciones de 2008. Quizás por ello y en ello ha de inscribirse la reacción, acertadamente calificada de histérica, de Pepe Blanco. Ha saltado como un poseso, con palabras del más grueso calibre, desafortunadas y buscando la yugular del partido rival, en un intento de proseguir ese tensión, ese debate, ese revolver y agitar el recuerdo sangriento. Se le ha visto tan claro, tan groseramente claro, el intento de utilización electoral que posiblemente sea contraproducente. Por muchos esfuerzos que el PSOE haga en esa dirección, tal parece que la sociedad española no va a convertir este asunto en el catalizador y movilizador de una campaña.
El lunes a lo que volverá la atención será al socavón del AVE, aunque ayer sirviera el asunto, al menos, para que no se notará tanto el mal trago y el vapuleo que sufrió Z en el Congreso a manos de Rajoy, muy bien asesorado por el diputado murciano Andrés Ayala, uno de los mejores y mas serios parlamentarios populares, nada que ver con la línea "pujaltista".
En resumen, y concluyo por donde empecé: la sentencia no ha cerrado ni el debate ni las hipótesis, pero si va a cerrar definitivamente la ranura de la urna que abrió aquel 11-M de 2004. Ya no va a servir para cargar de votos las del 2008. Aunque algunos se resistan y pretendan seguir con ese mitin.
Antonio Pérez Henares.