MADRID 23 Feb. (OTR/PRESS) -
El ministro de Interior ha concluido la investigación para determinar el autor de las fotos del etarra De Juana Chaos que publicó el periódico The Times y la responsabilidad ha recaído en los letrados del preso, con lo que el asunto se dará por zanjado con la denuncia presentada ante el colegio de abogados.
Es una respuesta para salir del paso porque sean quienes fueren los que hicieron las fotografías utilizaron una maquina de fotos o un teléfono, instrumentos con los que no debieran haber podido acceder a instalaciones penitenciarias, que eran en las que estaba hospitalizado el preso. Hubo un fallo de vigilancia o una situación de privilegio en las visitas recibidas por el detenido.
Se ha sabido que a de Juana Chaos le visitaban amigos y otras personas englobadas bajo el epígrafe de "intelectuales" vascos, pero el ministro no ha sabido precisar si en las condiciones penitenciaras de este miembro de ETA figuraba algún tipo de privilegio por el que se le permitía mantener entrevistas al margen de las estipuladas en el reglamento penitenciario.
El asunto no es académico porque se trata de un preso, ahora cumpliendo sentencia firme y entonces, cuando se le hicieron las fotografías en cuestión, en prisión provisional, que no solo no ha reportado algún arrepentimiento sino que sigue alardeando de sus veinticinco asesinatos.
Tal y como aparecen las cosas, da la sensación de que el Gobierno no entiende que incluso cuando existía un proceso de paz, la respuesta simbólica y legal al terrorismo debió ser la máxima dureza en el cumplimiento de la ley, porque es la dialéctica que entienden los terroristas. Otegui habla de paz y sus cachorros le pegan fuego al País Vasco. Incluso aunque el Gobierno siga hablando de paz ahora, después del brutal atentado de Barajas, debiera dar muestras de rigor en el cumplimento de la ley aunque solo fuera por extremar el respeto a las víctimas de este sanguinario terrorista.
Carlos Carnicero.