MADRID 13 May. (OTR/PRESS) -
El Tribunal de Estrasburgo -que es la prolongación europea del Tribunal Constitucional y el último reducto de protección de los derechos fundamentales para los países adscritos a su tratado- acaba de certificar la falta de garantías jurídicas en el juicio por el secuestro de Segundo Marey que envió a la cárcel al ex secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera y al ex ministro de Interior José Barrionuevo. Para todos los que asistieron en silencio al linchamiento de Rafael Vera en manos de Baltasar Garzón, asistiendo a la instrucción de un juez que fue y vino de la política, el Tribunal de Estrasburgo, en una sentencia tremenda y demoledora para el Estado español, certifica una injusticia que es inapelable.
La sentencia de Estrasburgo ha caído sobre la campaña electoral como un jarro de agua fría que casi todo el mundo va a querer evitar. Leerla es un ejercicio de humildad para quienes están obligados a satisfacer y reparar aquella injusticia que ahora ha quedado manifiesta. La sentencia analiza la trayectoria del juez Baltasar Garzón en su abandono provisional del juzgado de la Audiencia Nacional para presentarse a las elecciones generales como número dos del PSOE por Madrid, su regreso al juzgado desde su insatisfacción en el Ministerio de Interior, en donde coincidió y compitió con Rafael Vera, y la persecución y el procesamiento de su contendiente que realizó frente a la pasividad de las instituciones y de la sociedad española que lo consintió.
Como en tantos casos de reparación de injusticias procesales, la sentencia se produce cuando la condena fue cumplida y Rafael Vera sufrió cárcel por una sentencia que ahora se refrenda como injusta. La noticia no es cómoda para nadie. No lo es para el presidente del Gobierno, que decidió dar un salto de pértiga por encima de los inconvenientes que para su proyecto personal tenía la herencia de Felipe González y, sobre todo, para todos los que participaron en el linchamiento colectivo de Rafael Vera que fue una pieza, como él mismo ha manifestado recientemente, en la cacería organizada por el Partido Popular, el juez de la Audiencia Nacional y algunos conocidos periodistas que tenían la ambición de meter en la cárcel al ex presidente Felipe González.
Carlos Carnicero