MADRID 16 Dic. (OTR/PRESS) -
Lo que más le duele a ETA es que no se le haga caso. Emite comunicados en un intento desesperado por establecer una dialéctica con los poderes públicos y la sociedad en la que sus bravuconadas tengan respuesta; el silencio, para ellos, es demoledor. De la última comunicación de ETA sólo son relevantes sus amenazas porque confirman que también quieren matar en Francia. Lo demás se sabe: ¿para que hablar de ello?
Hay algunas cosas que debiéramos interiorizar para poder avanzar más rápidamente hacia la derrota definitiva de ETA y este es un excelente momento para hacerlo porque la organización terrorista están más débil que nunca.
La primera observación es que no hay ningún contencioso político en el que ETA pueda tener cabida. Es una banda de asesinos que busca una coartada política para sus crímenes en la esperanza de que alguien quiera sentarse a conversar para que dejen de matar. Podrían hacer lo mismo los asaltantes de banco si decidieran sindicarse. O los maltratadotes de mujeres. Hace tiempo que, a través de la civilización y la cultura, las sociedades modernas decidieron no negociar con el crimen y remitir a los delincuentes a la aplicación del código penal mientras la sociedad democrática resuelve sus conflictos con las normas institucionales.
Segunda observación: Francia nos apoya como nunca antes lo había hecho en su historia. Sin guaridas no hay forajidos. Ahora los servicios de inteligencia husmean cada rincón de Francia para que ningún etarra pueda vivir en paz. ETA tiene la vida cada vez más complicada.
Tercera observación: la ensoñación de ETA no es ganar una guerra con el estado sino que el terrorismo promueva efectos en la sociedad española para que ceda a sus chantajes. Su primera victoria se logra con la división entre los españoles. La única respuesta posible a sus provocaciones es la unidad.
Por último, ETA necesita publicidad, porque mientras genere alguna expectativa de triunfo tiene esperanzas de que al final alguien le atenderá. Los medios de comunicación tenemos una especial responsabilidad en no dar pábulo a los comunicados de ETA. Debiéramos informar sólo de lo relevante. Y lo único importante que hay en este comunicado de ETA son sus amenazas.
Carlos Carnicero