MADRID 4 Feb. (OTR/PRESS) -
El capitulo final para la batalla de Endesa, que empezó con nocturnidad Gas Natural, ha terminado como un auténtico fiasco para la empresa catalana que se ha retirado de la puja dejando expedito el camino a E.ON para que pueda hacerse con el control de la compañía, si los accionistas consideran su oferta de 3,75 euros por acción.
La operación ha sido un fracaso estrepitoso para mucha gente, incluido el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, que se ha dejado muchos pelos en la gatera por impulsar la opción de la gasista catalana, incluyendo una confrontación con la Unión Europea que le ha acusado de injerencia en la libre competencia empresarial.
Hay algunas frases que sintetizan el carácter político de la operación y también la forma soberbia y burda en la que fue planteada. El presidente de Gas Natural, Salvador Gabarró, que ahora demuestra, como el de Endesa, Manuel Pizarro, que es mal ganador y también mal perdedor, dio los primeros síntomas de lo que se estaba tejiendo con el apoyo de La Moncloa, con una frase que ha pasado a la historia de la diplomacia económica. Afirmó Gabarró que el semen que se había introducido en Endesa daría su fruto después de nuevo meses, el plazo que se consideraba para la tramitación de la OPA. Se ha demostrado que el semen al que utilizó Salvador Gabarró no tenía la calidad adecuada para producir un embarazo, siempre siguiendo este símil tan sutil.
El ex president de la Generalitat de Catalunya, en una intervención publica no demasiado afortunada, hizo los gritos de rigor en este tipo de actos, con una sincera afirmación del carácter partidista de la operación económica: ¡Ganaremos la OPA, Ganaremos el Estatut; visca Catalunya¡ Lo del Estatut se sabe que salió por los pelos; lo de Endesa, no ha sido posible a pesar de todos los intentos del poder.
El colofón de toda esta literatura fantástica que descansa en las hemerotecas lo puso el propio presidente del Gobierno cuando declaró su apoyo para constituir un 'campeón energético español' que ahora será alemán, salvo que los accionistas de Endesa decidan lo contrario. ¿Nadie va a pagar todos estos platos rotos?
Carlos Carnicero