Actualizado 01/04/2007 02:00

Carlos Carnicero.- Surrealismo español

MADRID 1 Abr. (OTR/PRESS) -

Se puede convivir con la amenaza terrorista con la única condición de interiorizar esta situación y no dejarse llevar por ensoñaciones falsas.

Ocurre con ETA que siempre hay una fase en la vida de los políticos cuando llegan al poder que confunden la realidad con sus deseos y creen en una arcadia en la que Otegui puede llegar a ser pastor de almas y Josu Ternera gerente de una guardería infantil.

Mientras Arnaldo Otegui hace chistes sobre un gran atentado próximo -la aplicación de la ley a la candidatura de Batasuna- la policía ha desarticulado el comando Donosti, afortunadamente antes de su estreno, y Baltasar Garzón hace equilibrios para dejar una puerta abierta a la presentación publica de la candidatura abertzale, precisando que no pueden hacerlo. Este juez, que no quiere envejecer nunca, omnipresente en la vida española, sirve igual para meter a sus ex compañeros socialistas en la cárcel que para formar tándem con Alfredo Pérez Rubalcaba y convertirse en el juez de confianza de la política de José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Cuánto durará esta vez el idilio?

En este surrealismo instalado en la política española en la que el jefe de la policía de Acebes se niega a facilitar la única supuesta prueba de la conexión de ETA con el 11-M, los fiscales no quieren actuar contra el delito y los tribunales se desahogan con sentencias que desacreditan a la Justicia, sólo falta que Batasuna tenga el mejor resultado de su historia para que la noche electoral de las municipales ERC y Batasuna anuncien sus referéndum de independencia respectivos.

Mientras tanto el conocimiento de la iniciativa del PP contra el primer grupo de comunicación en lengua española sigue dejando perplejos a las asociaciones de editores y periodistas de todo el mundo.

El Consejero de Interior del Gobierno Vasco (PNV) Javier Balza avisa de la inminencia de un atentado al mismo tiempo que el Ministerio de Interior (PSOE) resta importancia a la amenaza, pero ETA sigue distribuyendo mecanismos de bomba-lapa y explosivos por Euzkadi y Navarra mientras los ilegales representantes de una Batasuna que no existe predican que, sin el viejo territorio foral, no hay acuerdo posible. Y el PP, encantado desbordando las instituciones.

Los editoriales de la prensa anglosajona y latinoamericana se hacen una pregunta a la que desde luego en España nadie encuentra respuesta: ¿será posible que, incluso en los mejores momentos de bonanza económica de su historia, los españoles sean incapaces de renunciar a la confrontación entre ellos?

Carlos Carnicero

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