MADRID 5 Dic. (OTR/PRESS) -
No hay la menor duda ya de que el ciclo expansivo de la economía española toca a su fin. Puede estar en discusión el cuándo, pero ya no que el ciclo ha cambiado. Lo hemos visto en la desaceleración del crecimiento económico y lo estamos viendo con los datos de paro. Hay alguno más como la venta de automóviles de turismo, la bajada de la recaudación del IVA, la paralización en la venta de viviendas y en otros datos más.
El Gobierno se empeña en mantener el discurso del aquí no pasa nada. El pasado lunes, sin ir más lejos, el vicepresidente Solbes aseguraba que no hay que exagerar. En la inflación, añadía, hemos ido hacia atrás, pero en nuestro país los precios suben mucho y luego caen mucho. También se atrevió a decir que un diferencial de precios de 1,1 puntos en relación a la media de la zona euro no es preocupante, ni nueva. No dijo, sin embargo que esa diferencia es bastante mayor si nos comparamos con Francia o Alemania. Es cierto que los precios también están altos en Europa, pero habría que ver cuál es la real contribución de España a esa media y además, los problemas por los que España llega a la inflación que tenemos, 4,1 por ciento en noviembre, si como no dice Solbes el petróleo y los cereales han subido para todos.
El mal dato de la semana lo ha proporcionado el paro y sólo viene a corroborar que la construcción y los servicios, que dependen en gran medida del consumo, son los que más sufren la destrucción de empleo. Precisamente, porque son los dos sectores en que de basa el crecimiento y los dos están en declive sin que se atisbe el más mínimo cambio en el modelo de crecimiento. Podemos seguir pensando, como dice el Gobierno que no hay que hacer nada. O podemos hacer caso a los datos y a las valoraciones de los expertos y empezar a preocuparnos. Muchos españoles ya lo hacen obligados por su menor renta disponible al haberse encarecido la cesta básica de la compra y la hipoteca, los dos mayores lastres de los presupuestos familiares. Es realmente irresponsable por parte del Gobierno no reconocerlo y no hacer nada para mejorar en la medida de lo posible la vida cotidiana de cientos de miles de españoles endeudados hasta las cejas y con menor capacidad de gasto.
Carmen Tomás.