MADRID 26 Abr. (OTR/PRESS) -
Muchos recordarán que desde hace meses algunos venimos avisando de la sobrevaloración de algunos valores ligados de una u otra forma al ladrillo. La espita del incendio la ha provocado una empresa, Astroc, pero se veía venir que la burbuja bursátil en la que vivían algunos valores y ya veremos si del sector inmobiliario en el conjunto de la economía no experimenta algo parecido a una explosión más o menos controlada. Desde hace meses se vienen repitiendo datos sobre caída moderada en los precios de los viviendas, cómo aumentan la morosidad y los dudosos, cómo ya no se vende al ritmo al que se estaban vendiendo los pisos y cómo se estaba organizando un buen merengue entre ladrillo y voltios.
Lo ocurrido en la bolsa española en las últimas horas es reflejo de todas esas variables. Ha empezado por una empresa que parece tiene más salvedades en las cuentas de las recomendables. El valor había experiementado en poco tiempo una subida del 1000 por ciento. Y, oiga no es para tanto. Lo malo es el contagio a otros valores del mismo sector o lidados, es decir, constructoras y bancos. Vamos a ver los siguientes pasos, pero es obvio que la exuberancia se paga y ya lo hemos visto en otros sectores como el tecnológico con Terra de primer protagonista ,en otros momentos dramáticos para la bolsa.
Puede ser además que a todas las razones expuestas anteriormente haya que sumar directa o indirectamente las denuncias vertidas por el ex presidente de la CNMV en el Congreso de los Diputados. Un país donde la seguridad jurídica está entredicho no es la mejor tarjeta de visita para el mundo de los negocios. Un Gobierno que ha sido directamente acusado de intervenir en la economía hasta límites que rozan lo delictivo abre las carnes y los ojos a los potenciales inversores. El andamio se tambalea y la imagen de España como país serio donde se viene a hacer inversiones garantizadas por unas leyes está entredicho.
Así que no conviene infravalorar el efecto que haya tenido o pueda tener en el futuro este factor desestabilizador y perturbador de la marcha de la economía. Si el presidente del Gobierno y sus asesores han torcido voluntades para jugar al peligrosos juego de intervenir en las empresas por interés personal o político, por revancha o por venganza, me da igual, se ha puesto en juego la credibilidad de todo el sistema y especialmente del órgano que debe velar por el juego limpio. Las responsabilidades políticas son de cajón, las penales se irán viendo, aunque parece que a la luz de lo dicho por Conthe también.
Carmen Tomás.