MADRID 31 Oct. (OTR/PRESS) -
Los mercados han vivido un nuevo octubre y esta vez lo han pasado de mejor racha. La mala fama que acompaña a este mes se superó en la bolsa española con una ganancia del IBEX de casi el 3 por ciento. Algunos resultados empresariales mejor de lo esperado por los analistas y el mejor comportamiento de los bancos en el conjunto del mes lograron pasar octubre, aunque el camino no está ni mucho menos despejado. La semana empezará con datos macroeconómicos importantes y los pronósticos no son unánimes. El selectivo español no logra romper la barrera de los 11.000 puntos y para muchos se considera la llegada de algo de luz al mercado.
La semana acabó, en todo caso, en negativo, un 2,5 por ciento. Los bancos no tuvieron en estas cinco jornadas su mejor momento. En España, tendrán que afrontar cifras descomunales y las normas impuestas por Basilea no hacen presagiar nada bueno. El crédito se va a poner difícil y a precio de oro. Ya ha advertido el Banco de España que habrán de tener cuidado con la guerra de los depósitos iniciada hace unos meses para captar fondos. Tampoco los resultados que se van conociendo son para tirar cohetes lo que hace a los inversores aún más recelosos. Prueba de que los mercados están miedosos es la imparable subida del oro, que ha tocado un nuevo récord.
En este ambiente, algunos analistas creen que se puede producir una caída bursátil de cierto calado, que podría ser aprovechada para comprar, ya que después vendría un movimiento alcista de cierta consistencia. Es verdad que la economía norteamericana ha producido algunos buenos datos, pero hay que esperar a nuevas pistas para hacer una previsión algo más certera. En España, conocimos la EPA, aunque con alguna trampa. Se ha generado empleo, pero básicamente en el sector público. El sector privado sigue destruyendo empleo y la tasa de paro no se aleja mucho del 20 por ciento de la población activa. Son unos datos pésimos que indican que la economía no fue capaz ni siquiera en el trimestre del verano, del turismo, de romper el comportamiento negativo de esta variable. La falta de confianza y de medidas por parte del Gobierno, que parece haber tirado la toalla, sigue presente y no hay nada en el horizonte que haga pensar en un cambio.