MADRID 17 Ene. (OTR/PRESS) -
El encargado de Economía del PP puso ayer un poco de realidad en el virtual y feliz mundo de Zapatero y su gobierno en la materia. Ya he comentado en esta misma columna los defectos de ese mundo maravilloso e idílico panorama que pintó el presidente en aquella, por muchas razones, maldita rueda de prensa que ofreció el 29 de diciembre como balance del año. La oposición puso ayer blanco sobre negro todos y cada uno de los problemas que presenta la economía española. Peligros que, por supuesto, traspasan la magia de la cifra de crecimiento, y que precisamente pueden hacer muy difícil la consolidación de ese dato en un futuro cada vez más inmediato. El gasto público, la inflación, el endeudamiento, el déficit exterior. Todos son asuntos conocidos y que cada día que pasa sin tomar medidas se agravan.
Arias Cañete puso encima de la mesa un dato que hay que tener muy en cuenta. El PIB español crece, sí, nadie lo duda. ¿Por qué hacerlo? Ahí están las estadísticas. Pero, la convergencia real entre España y la Unión Europea se está reduciendo. Según el PP tardaríamos al ritmo actual 84 años en converger con Alemania. Recuerden que Zapatero predijo que en breve disfrutaríamos de la renta alemana. Gráficamente, dijo Cañete que o España crece al 10 por ciento o Merkel hunde la economía alemana. Sólo así se podría cumplir el vaticinio de ZP que ya hemos visto en otros terrenos más delicados y dolorosos sus dotes de adivino cómo han acabado.
En otros terrenos, más de lo mismo. La presión fiscal ha subido, el esfuerzo para comprar una vivienda es mayor. Un sin fin de incumplimientos y de desequilibrios que de no tomar medidas pueden acabar con la cifra adorada. Vivir de las rentas tiene este peligro y parece, según declaraciones del propio gobierno, que la legislatura en materia económica no da más de si, no se van a acometer nuevas reformas. Nos queda pedir a la santa que prefieran, encomendarse a su santo más querido para que las cosas no empeoren aún más, que la percepción negativa de los ciudadanos no se agrave y que ese sentimiento no ahonde los graves problemas que aquejan a la economía española.
Carmen Tomás.