Carmen Tomás.- Y Solbes rectificó

MADRID 31 Oct. (OTR/PRESS) -

Le ha costado, pero al final el vicepresidente económico ha tenido que rectificar. La economía española no crecerá el año que viene el 3,3 por ciento como prevén los Presupuestos Generales del Estado, ni como había insistido reiteradamente Pedro Solbes, sino un 3 por ciento. La nueva previsión se antoja igualmente voluntariosa, pero es de agradecer que al menos se rectifique a sí mismo con la que está cayendo. La lluvia de malos datos económicos no cesa. La inflación se ha disparado. Eso dice el dato adelantado, aunque Solbes le ha encontrado un culpable. El vicepresidente ha instado a Competencia para que averigüe si las petroleras han concertado los precios. Le parece exagerado que el IPC haya subido nueve décimas en septiembre.

La verdad es que este Gobierno encuentra siempre culpables fuera de su seno. Ya veremos si han pactado precios o no las petroleras, pero con un barril de crudo a más de 90 euros y en subida libre, y los cereales por las nubes, entre otras cosas, se antoja fácil de entender que la cesta de la compra se haya encarecido. Muy bien que investiguen, pero estaría estupendo que el Gobierno pensara si ha hecho algo para aminorar el peso de la inflación. Aquí en tres años y medio no se ha tomado ni una decisión de liberalización ni de flexibilización de mercados. Y no hay que olvidar que una de las cosas que más han subido son los productos del campo donde las cadenas de intermediarios son infinitas y siguen intactas. En todo caso, impasible Solbes sigue vendiendo que la economía está fuerte, que crecemos menos, pero más que otros países y sigue sin aclarar en su justa medida a la opinión pública lo que puede pasar si la economía reduce su crecimiento. Prefiere seguir instalado en el discurso de Zapatero de que aquí no pasa nada. Siento que la rectificación haya llegado precisamente unas horas después de que el ex asesor económico del presidente dejara por escrito que el crecimiento del PIB sería del 3,3 por ciento el año que viene sin el menor atisbo de duda. Pero, en fin, cada uno deja por escrito lo que quiere.

La realidad va por otro lado. Así lo van confirmando las cifras mes a mes y así lo van notando los bolsillos de los ciudadanos, a los que por cierto ya nos han dicho que lo de bajar los impuestos era poco menos que una especulación, que no es el momento y que una medida así sólo empeoraría la situación. Adiós al único alivio que nos hubiera deparado el superávit en las cuentas públicas, que a este paso ya veremos también en qué queda.

Carmen Tomás.