MADRID 5 Nov. (OTR/PRESS) -
Este próximo fin de semana el Papa Benedicto XVI estará en España, en una doble visita: el sábado llegará a Santiago de Compostela donde acudirá para ganar el año jubilar y celebrar una Misa en la Plaza del Obradoiro. Esa misma tarde se desplazará a Barcelona donde el domingo consagrará el hermoso templo de la Sagrada Familia. Esta visita será el prolegómeno de ese gran acontecimiento, la Jornada Mundial de la Juventud -una iniciativa que impulsó en su momento el anterior Papa, Juan Pablo II- que tendrá lugar en Madrid a mediados del próximo mes de agosto y al que también acudirá Benedicto XVI junto a cientos de miles de jóvenes procedentes de todas las partes del mundo. El Santo Padre ya estuvo en España en el 2006, en la Jornada Mundial de la Familia celebrada en Valencia.
Una visita del Papa siempre es un acontecimiento de gran relieve, tanto desde el punto de vista social como del impacto mediático que suscita. Pero sobe todo, los viajes del Romano Pontífice tienen, como no puede ser de otra forma, una dimensión pastoral y apostólica derivada de la propia naturaleza y esencia de la Iglesia y de su máximo representante. Por eso, cualquier intento de desviar la atención de esa finalidad pastoral para llevarla a otros terrenos suele estar condenada al fracaso. Las palabras del Papa siempre tienen que ser escuchadas y analizadas con interés y con respeto, y esto vale tanto para los católicos como para los que no lo son.
La nota discordante en las horas previas a la llegada del Papa a España la han vuelto a dar algunos responsables políticos que en sus cortas miras han centrado el interés de la visita en cuantos minutos utilice el Romano Pontífice en sus homilías o alocuciones, el catalán o el gallego. Amén de la recomendación del líder de CIU, Artur Mas, al Papa, para que sea consciente que llega a una nación, la catalana, que es algo mas que una región meridional del arco mediterráneo. Luego se quejará la "casta" política de aparecer en las encuestas como el tercer problema para los españoles. Méritos más que de sobra hacen para convertirse en un futuro, cuando se supere la actual crisis económica en el primero.
Benedicto XVI llega a España tras unos meses en que los casos de abusos a menores protagonizados por algunos sacerdotes en diferentes países han causado un hondo impacto en la opinión pública por la indudable gravedad de esos hechos. Pero habrá que reconocer que el Papa ha afrontado esa situación con determinación, condenando sin ambages esas aborrecibles prácticas, tomando medidas disciplinarias contra sus autores y pidiendo perdón a sus víctimas. A partir de ahí, algunos han aprovechado esos hechos para llevar una campaña de desprestigio tanto de la Iglesia como del Romano Pontífice donde se mezclan intereses de otro tipo. En cualquier caso, el Papa siempre será bienvenido a un País de mayoría católica como es España, como se podrá comprobar este fin de semana en las horas que pase tanto en Galicia como en Cataluña.