Actualizado 16/03/2008 01:00

Charo Zarzalejos.- Reflexión en Doñana

MADRID 16 Mar. (OTR/PRESS) -

Ha tenido que pasar una semana para que el ganador de las elecciones, José Luis Rodríguez Zapatero, sea noticia. Hasta ese momento, Rajoy y el PP han acaparado portadas, produciéndose algo que no deja de ser paradójico: que suscite más interés el perdedor que quien tiene la responsabilidad de gobernar el país.

Ayer el ganador se hizo presente entre los suyos y de Madrid se fue a Doñana, lugar ideal para la reflexión. El silencio que allí se respira va muy acorde con el estilo casi monacal de nuestro Presidente. A diferencia de hace cuatro años, apenas si se han deslizado algunos nombres -todos ellos obvios- y sí se sabe que el nuevo Gobierno va a responder a una nueva organización. Con ser esto importante, aquí lo definitivo, lo realmente serio, se concreta en la política de pactos y en cómo se juega con los obligados equilibrios derivados de los resultados obtenidos en Cataluña y País Vasco.

Patxi López todavía no es Montilla, pero el extraordinario resultado de los socialistas vascos y las muy próximas elecciones vascas obligan al Presidente a medir sus pasos. Ni que decir que lo mismo ocurre con Cataluña. CiU está a la espera de la llamada de Zapatero y en la memoria de todos está que Pujol sentenció que habría que cobrar por adelantado. Manuel Chaves, el más veterano de los que está en activo, ha adelantado que en su opinión habría que ir a pactos puntuales; es decir, repetición de la legislatura anterior, en la que los socialistas se vieron en la obligación de ir a pacto por día y que al final tanto cansancio les produjo.

El Presidente, en su catálogo de objetivos, no indica nada relacionado con la política territorial, pero todo apunta a que estará presente en la legislatura. Su necesaria dependencia de los grupos nacionalistas así lo hacen prever. Si a esta realidad -con consulta de Ibarretxe, incluida- se añade la que parece urgente respuesta a la situación económica y la creación de empleo, no es difícil concluir que el Presidente en Doñana tiene mucho sobre lo que reflexionar. Bastante más y más definitivo para todos que todas las cábalas que rondan por la cabeza de Mariano Rajoy para organizar su equipo de salida; es decir, el que presentará como responsable del grupo parlamentario.

Ningún triunfo es amargo, pero hay victorias de muy difícil gestión y la de Zapatero es una de ellas; entre otras razones porque la herencia que recibe ya no es la del PP. Zapatero se ha heredado a sí mismo y en su propia herencia hay más de un agujero negro. Doñana, no cabe duda, es el lugar ideal para ordenar pensamientos.

Charo Zarzalejos

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