MADRID 10 Dic. (OTR/PRESS) -
La colaboración de Francia contra ETA está envejeciendo como los buenos vinos, es buena desde hace años, plena desde hace algunos, pero nunca ha sido tan intensa como en la actualidad. Tras el último doble crimen de ETA cabe añadir: ni más sincera. Suavizar las barreras legales y políticas que hoy impiden que contra ETA España y Francia puedan actuar como si en vez de dos países fueran el mismo país, es lo que falta para que ese 'vino' sea perfecto, pero las restricciones mentales que hacían que Francia considerase a ETA un problema "hispano español", ya no existen. Lo que no han conseguido los casi mil muertos de los últimos cuarenta años lo han conseguido los tres etarras que el 1 de diciembre asesinaron en Francia a los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero. ETA ya es, también, un "problema francés". Se acabó la frontera. Se acabó el "santuario"
¿Por qué no antes? Porque, así es la vida. La prioridad absoluta de cada país son sus "nacionales", la seguridad de "sus" nacionales. Matar en Francia es lo que ha convertido a ETA en un "problema francés", por lo mismo que matar en España fue lo que convirtió al terrorismo de signo islamista en un "problema español". Aunque de esto hemos hablado muy poco en nuestro país, el islamismo radical ha traído de cabeza a los franceses desde mucho antes que enseñase su verdadero rostro en los atentados del 11-S contra Washington y Nueva York, pero, hasta "nuestro" 11-M, la colaboración española en la persecución de los radicales islamistas buscados por Francia era tan mejorable como ha sido la suya contra ETA. Desde que ETA rompió el llamado "Proceso de paz", Francia ha detenido incluso a más etarras que España, dicho sea en su honor. Pero, es verdad que, hasta que ha matado en Francia, no hemos oído decir a un presidente francés que "en este momento" la lucha contra ETA también es una "prioridad absoluta" para Francia
El compromiso contra ETA que el domingo contrajeron los presidentes Zapatero y Sarkozy en un aparte de la Cumbre de Lisboa y que el miércoles tendrá ocasión de agradecer personalmente el Rey al presidente francés durante su visita a París, está cargado de futuro y de esperanza. Con Francia de nuestra parte, la derrota de ETA no es un sueño, con Francia de nuestra parte sí es posible derrotar a ETA. Si Sarkozy cumple su promesa de remover los obstáculos que aún impiden que el intercambio de información "sensible" entre los servicios de inteligencia de ambos países fluya sin reservas y poner en marcha nuevos instrumentos para reforzar la coordinación de los esfuerzos policiales y judiciales de ambos, gratitud eterna.
Consuelo Sánchez Vicente