Actualizado 21/05/2007 02:00

Consuelo Sánchez Vicente.- El mapa de la vergüenza

MADRID 21 May. (OTR/PRESS) -

Muchos pensamos que la educación es la mejor ley contra la siniestralidad vial. Y al endurecimiento de las penas contra la velocidad y el alcohol al volante que estudia el Gobierno se le puede objetar que pone de nuevo el acento en la "prohibición" y la persecución del conductor en vez de en la educación. Pero es verdad que educar lleva tiempo, la sangría continúa, y la actual ley del carné por puntos lleva el suficiente tiempo en vigor para concluir que está siendo un fracaso. Aunque su simple proclamación bastó para que el miedo a perder el carné obrase el milagro de hacernos levantar el pie del acelerador o pensarnos dos veces la costumbre de circular con la famosa copita de más, la falta de medios humanos y materiales para hacerla cumplir ha terminado por convertirla en una de esas leyes que acaban cayendo en desuso ante la evidencia de que sale prácticamente gratis saltárselas

Por bienintencionadas que sean las leyes, e incluso por necesarias que puedan parecer, su simple entrada en vigor no surte efectos mágicos sobre la realidad ni cambia de hoy para mañana, como a veces parecen pensar los políticos, los patrones de comportamiento que están en el origen del mal que pretenden remediar. Endurezcamos las penas. Pero, ojo, porque las 'estrellas' de las campañas de la Dirección General de Tráfico, la velocidad y el consumo de alcohol, no son, desde mi punto de vista, los únicos asesinos de la carretera. Ni siquiera los principales. Cualquiera que frecuente la red secundaria de carreteras españolas y algunas de la red principal, incluidas no pocas de las autovías que en realidad no son tales sino viejas carreteras convencionales 'desdobladas', sabe bien los peligros que esconden algunos trazados que parecen pensados para estrellarse o la mera falta de conservación del firme de casi todas ellas

Como la propia Dirección General de Tráfico reconoce sin rubor, en España, además del mapa oficial de carreteras, tenemos un "mapa de la vergüenza" -el mapa de 'puntos negros'- que año tras año ninguna de las tres administraciones competentes pone mayor interés en remediar sin que Tráfico ponga a su vez el interés que debiera en denunciarlo. Y esto tampoco puede ser. Tal vez porque inaugurar carreteras da más votos que arreglar baches o rectificar curvas (aunque, al paso que vamos, los políticos terminarán 'inaugurando' también esto), nunca hay dinero para 'reparaciones'; pero, también las malas carreteras matan, señores del Gobierno, no solo los malos conductores.

Consuelo Sánchez-Vicente

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