MADRID 12 Mar. (OTR/PRESS) -
El presidente Zapatero ya tiene su 'guerra de Irak'. No ha escuchado el clamor de la calle contra la concesión de la prisión atenuada al preso etarra De Juana Chaos. Y la historia ha vuelto a repetirse. La calle marchó contra Aznar por no escuchar el clamor contra la participación de España en la guerra ilegal de Irak, y ahora ha vuelto a hacerlo contra el actual presidente, aquejado de la misma sordera. Era de esperar. El propio Zapatero lo vio con absoluta claridad cuando la guerra: los españoles tienen mucho más criterio de lo que parece, mucho más del que piensan los gobernantes. Parece que "tragan" con todo, pero se revuelven como gatos contra el nuevo despotismo ilustrado de los gobernantes de cualquier color.
Si el martes es Rubalcaba en vez de Zapatero quien, según lo previsto, acude al Congreso a explicar la decisión de "excarcelar" a De Juana, a la prepotencia habrá que anudar el desprecio a la opinión pública. Además de sordo, demostrará estar ciego. El síndrome de la Moncloa completo, vamos. Es verdad que a todos los presidentes les acaba pasando algo así, pero Zapatero está batiendo el récord absoluto de velocidad. Nunca antes un presidente había sido presa de este dañino virus en tan solo tres años de estancia en el poder
Cuando al error de gobernar "contra" la gente se une el de despreciar las advertencias de la calle, la necesaria sintonía entre representantes y representados se evapora. Pero, como Zapatero debería haber aprendido en la cabeza de Aznar, en democracia siempre es un error ignorar que el poder al final no está en Moncloa sino en las urnas, y que la última palabra siempre la tienen estas frente a aquella. Por grande que sea el error de haber cedido al chantaje de De Juana, que en mi opinión lo es, es un error aun mayor no dar la cara ante la opinión pública. Si Zapatero hubiera explicado su decisión a los españoles, es posible que muchos de los que el sábado marcharon contra él tras Rajoy le hubieran comprendido; pero no lo ha hecho. Como Aznar en Irak, Zapatero se ha sentido autorizado por la legitimidad del cargo para "imponer" su voluntad. Y como Aznar, en mi opinión, se ha equivocado. Rectificar el régimen de prisión concedido a De Juana no me parece posible a estas alturas. Acudir humildemente al Congreso y explicar por qué lo ha hecho, sin embargo, si está a su alcance. Y debería hacerlo.
CONSUELO SANCHEZ VICENTE