Actualizado 11/06/2007 02:00

Consuelo Sánchez-Vicente.- Hay que volver a empezar

MADRID 11 Jun. (OTR/PRESS) -

ETA no cambia, ni en uno solo de los comunicados que ha emitido durante 'el proceso' ha dejado el menor resquicio a la duda: sólo cuando consiga su programa de máximos políticos dejará de matar; y en el comunicado en el que rompió formalmente 'el proceso' que de hecho rompió con los dos muertos de la bomba de la T4, ha vuelto a reiterarlo. "Sin duda, el final de ese proceso (de liberación) será un Estado independiente llamado Euskal Herria, pero para llegar a eso, deberá lograrse un único marco que integre a Navarra, Álava, Vizcaya y Guipúzcoa en uno y otro que englobe a Lapurdi, Nafarroa Behera y Zuberoa. Construyamos el futuro de nuestro pueblo y, al final, las siete en una. Porque está claro ahora que las falsas salidas que ha habido hasta la fecha no nos llevan a ningún lado", decía textualmente la banda en ese comunicado. En otras palabras: territorialidad y soberanía, o seguirá matando

Contra lo que sostiene el PP, yo creo que nunca ha entrado en los planes de Zapatero pagar este precio político por la paz: no está en su mano hacerlo. Pero, como sostiene el PP, las cesiones políticas -sí: políticas, ese ha sido su error- que sí estaba en su mano hacer y ha hecho para intentar aplacar a la fiera ni siquiera han servido para que ETA no volviera a matar. Para lo único que, por desgracia, ha servido consentir que Batasuna se presente a las elecciones del 27-M con el burdo disfraz de ANV sin cumplir la condición de la Ley de Partidos de condenar previamente la violencia y/o sin que ETA cumpla la condición del Parlamento de renunciar antes para siempre a la violencia, la 'internacionalización del conflicto', el desprestigio absoluto en que han sumido el ministro de Justicia y el Fiscal General del Estado a sí mismos y a la Audiencia Nacional, al Supremo y al Constitucional con el vergonzoso chalaneo de ida y vuelta -ahora tiro, ahora aflojo- que se han traído con De Juana y con Otegi o las maniobras para allanar el camino 'si los navarros quieren' de la anexión de Navarra a Euskal Herria, es para laminar la credibilidad de las instituciones de la democracia y volar la unidad de los demócratas frente a ETA.

Las encuestas que circulan estos días por los mentideros políticos de Madrid aseguran que el cabreo de la gente con Zapatero es tal que si adelantase las elecciones el PP podría ganar incluso por mayoría absoluta; pero, cálculos electorales aparte, tal vez a horas de la "loca dinámica asesina" que augura el PNV, creo que no es momento de reproches sino de unidad. Mientras ETA no cambie, olvidarse de la vía de la negociación y volver a la vía de la derrota es obligado. A la coherencia de los asesinos solo puede corresponderle, si no nos hemos vuelto todos locos, la coherencia de los demócratas.

Consuelo Sánchez-Vicente

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