MADRID 31 Dic. (OTR/PRESS) -
La crisis ha puesto a las arcas del Estado en una situación tan embarazosa que para satisfacer las demandas de financiación de los servicios esenciales y de los podríamos considerar algo más ornamentales de las Comunidades Autónomas, el vicepresidente Solbes ha terminado por recurrir a tirar de la chequera con la salvedad de que está sin fondos, es decir, al déficit público. Impuestos para hoy, o impuestos para mañana, era el dilema. Subir hoy los impuestos a los votantes de hoy o transferir la deuda - ya veremos por cuento tiempo - a nuestros hijos y a nuestros nietos para que paguen ellos, era el dilema. Descartada la austeridad y el recorte del gasto público, no quedaba otra dada la caída en picado de los ingresos. Y el cortoplacismo electoral que lleva a los gobiernos a no ver más allá de a cuatro años vista ni otra clave que la del voto, ha inclinado la balanza... por aplazar lo inevitable.
Pero es inevitable, lo de pagar: nosotros o nuestros descendientes, los ciudadanos de hoy o de mañana, ¿Quién si no? Siempre los ciudadanos porque el dinero público, contra lo que a veces parecen pensar algunos dirigentes políticos, no crece en los árboles ni lo da la tierra, si no que sale, siempre, de los impuestos de la gente, de los bolsillos de los ciudadanos, de su trabajo y de su sudor. Que no le falte de n'a a nadie, vale, por diecisiete autonomías, todas con el mismo derecho a lo que pida la vecina. De la envidia autonómica hemos pasado al egoísmo autonómico. Tiempo al tiempo y veremos como si se "paga" el segundo idioma propio cooficial, como ha sugerido Galicia, saldrán lenguas propias y agravios por reparar de debajo de las piedras. Ahora, que nos quede muy claro que al final esta ' juerga' de hacer bascular el nuevo modelo de financiación autonómica sobre el déficit público, endeudarnos para seguir gastando como si fuéramos ricos, también la vamos a pagar nosotros, ustedes y yo. ¿Quién si no?
Y esto no es lo peor. Más déficit público es igual a más deuda pública, que es igual a más impuestos a medio o corto plazo, y que no sea a cortísimo porque según como venga la crisis el PP no descarta que el gobierno nos suba los impuestos en 2009 directamente o de tapadillo. Lo peor, según vienen advirtiendo los expertos, es que si el gobierno sale al mercado a captar el poco dinero que hay con sus bonos y su deuda, ese dinero no irá a las empresas que cotizan en Bolsa, ni a las pymes a través del consumo, ni a reanimar el flujo del crédito a estas y a las familias través de los prestamos bancarios; profundizando la infernal dinámica cierre-despido-paro.
Consuelo Sánchez-Vicente.