MADRID 12 Ene. (OTR/PRESS) -
Hemos llegado a un punto en que, ni manifestarte contra ETA puedes sin te etiqueten y te estabulen políticamente, y si lo que decides es no manifestarte, igual. Antes, si ibas, estaba claro que querías protestar activamente contra ETA, y quedarte en tu casa no equivalía automáticamente a que estabas "a favor" de los etarras. Podías ir o no ir libremente sin que nadie te pusiera una etiqueta. Pero, ya no, esta vez, ni eso. Los vascos que acudan a la "manifestación de lehedakari" serán contabilizados como partidarios de seguir dialogando con ETA (y contrarios a derrotarla) tanto si lo son como si no lo son, y los vascos que no vayan, como partidarios de derrotarla (y contrarios al "final dialogado"), lo sean o no. Y algo parecido ocurrirá en Madrid. Quienes acudan a la "manifestación de los ecuatorianos" será como si marchasen a favor del Gobierno y de "la paz de los cementerios" y contra el PP y "la libertad", y quienes no acudan, tachados de amigos del PP y enemigos de Zapatero
Así de simple, así de duro, y así de descabellado también, así de estúpido. Que los políticos intenten sacar tajada partidaria de la lucha contra ETA no es nuevo, unas veces con todo descaro y otras disimulando un poco sus intenciones esto es algo que ocurre desde hace ya tiempo. Hasta ahora, sin embargo, con tregua o sin ella, el límite del sectarismo político eran los muertos, que ETA volviera a matar. Hasta ahora, cada vez que ETA ponía un muerto sobre la mesa, el Gobierno promovía una manifestación unitaria, la oposición se sumaba, y todos salíamos a la calle tras ellos. Hasta ahora, la solidaridad con las víctimas y la condena de los asesinos siempre había pesado más que las disensiones entre los partidos políticos sobre si el diálogo era mejor que la derrota o la derrota mejor que el diálogo, o sobre qué debía decir o no decir el lema de la pancarta que encabezaba la marcha. Pero, ya no
La situación es de vergüenza ajena, verán, el clamor social a favor de la unidad contra ETA resulta atronador, no ha dejado de crecer desde el principio al fin del mal llamado "proceso", y ha ido a más desde que ETA lo rompió matando a dos personas. Nada ansía ahora mismo nuestra sociedad más que esa unidad de lo demócratas. Y según dicen todos los partidos esa es también su prioridad, la unidad. Dicen, claro, pero ¡del dicho al hecho! La última de sus prioridades, tal vez. Si nos atenemos a los hechos, a juzgar por lo que estamos viendo, la primera es... que hay elecciones. Es decir, ganar. O sea, el poder.
Consuelo Sánchez-Vicente.