Morir en "estas" carreteras

Europa Press Sociedad
Actualizado: viernes, 28 diciembre 2007 21:38

De todos los discursos que pronuncia al cabo de año Don Juan Carlos, el de Navidad es el más "suyo". El más "libre". Aunque por la boca del Rey siempre "habla" el Gobierno, la razón por la que este discurso real se considera el más importante del año y es el más comentado de todos es que existe la tradición de que en Navidad sea el propio monarca quien elige el temario y el tono de las preocupaciones que expresa, que suele escoger haciéndose eco institucionalmente del sentir de la calle.

Y me parece relevante que por primera vez el Rey haya incluido los accidentes de Tráfico en un discurso de Navidad. La botella, como siempre, se puede ver medio vacía o medio llena. Iba siendo hora, se puede decir, de que el Rey le hiciera hueco a la tragedia del Tráfico en su discurso más importante del año.

La sangría de la carretera no se ha vuelto insoportable de repente, es un verdadero baldón desde hace años. Ver como ninguna medida parece capaz de poner coto a esta lacra causa auténtica alarma social entre los ciudadanos desde hace años, y una enorme frustración, una gran impotencia. Pero, también se puede decir que esa frustración y esa impotencia ya están en el discurso más "autónomo" y menos "filtrado" por el Gobierno de todos los que pronuncia el Rey

Que el ministro del Interior se mostrase ayer mismo razonablemente "satisfecho" de las medidas contra los accidentes de Tráfico inmediatamente después de dar cuenta que había que lamentar dos muertos más que el año pasado por estas fechas, creo que demuestra la poca gracia que ha debido hacerle al Gobierno que el Rey mencionase esta lacra en su discurso más importante de un año electoral, y, sobre todo, el tono de reproche que, en mi opinión, le imprimió Don Juan Carlos, con la sutileza que corresponde a su papel de árbitro, naturalmente, pero con toda la claridad que permiten el énfasis y la vehemencia conque leyó esas pocas líneas.

Si las medidas de culpabilización de los conductores que el Gobierno ha ido adoptado hubieran tenido éxito, suyo sería el mérito. Pero las cifras de muertos de nuestras carreteras son las cifras de un fracaso. La inmensa mayoría de esas muertes se deben a un error humano, pero a un error humano al que no es ajeno el mal estado de las carreteras.

¡Hasta tenemos un mapa "oficial" de puntos negros de la red principal! La falta de mantenimiento de las carreteras no es "culpa" de los ciudadanos sino del Gobierno. ¿Para cuando una autocampaña de "autosensibilización" del Gobierno"? Tal vez la mención de Don Juan Carlos ayude.

Consuelo Sánchez-Vicente.

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