- El acusado asegura que los testigos que le reconocieron lo hicieron por televisión después de los atentados
MADRID, 16 Feb. (OTR/PRESS) -
Jamal Zougam se convirtió hoy en el primer presunto autor material de los atentados del 11-M en declarar ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga los hechos y el único de los imputados en este proceso que, de momento, aceptó responder al interrogatorio de la Fiscalía y de la acusación particular. "El 11-M me levanté a las diez y me fuí a trabajar". Zougam negó en esos términos cualquier implicación por su parte en la masacre de Madrid, antes de tratar de desacreditar a los testigos que dijeron haberle visto en el tren. Según él, esas personas le reconocieron únicamente porque vieron su fotografía en televisión tras ser detenido.
El Ministerio Fiscal considera acreditado que Zougam fue uno de los integrantes de la célula terrorista que se ocupó de la colocación de las mochilas-bomba en los trenes de cercanías madrileños y que facilitó las tarjetas de los teléfonos móviles que sirvieron para hacer detonar los explosivos. Por los delitos de pertenencia a organización terrorista, 191 asesinatos terroristas consumados, 1.824 asesinatos en grado de tentativa y 4 delitos de estragos terroristas, la fiscal Olga Sánchez pide para él un total de 38.654 años de cárcel.
Zougam fue el primero de los acusados en este proceso que aceptó contestar a las preguntas de la Fiscalía y de la acusación particular. Aunque su relato de los hechos lo realizó en perfecto español, sonriente la mayor parte del tiempo y micrófono en mano, lo cierto es que dio la impresión de ser impreciso y retocado según la pregunta que se le hiciera e, incluso, algo preparado. Sin embargo, la declaración no estaba prevista para hoy, lo que motivó las protestas de su abogado, José Abascal, que pidió aplazarlo hasta el lunes. Finalmente, el día 19 tendrá lugar la segunda parte del interrogatorio.
El principal argumento de defensa de Zougam es que la mañana de los atentados estaba en su casa. "El 11-M me levanté a las diez y me fuí a trabajar", aseguró, y hasta esa hora "estaba durmiendo, si estaba durmiendo no pude desplazarme hasta Alcalá de Henares", añadió, señalando que si llegó tarde a trabajar fue porque le costó dar con aparcamiento en el barrio madrileño de Lavapiés, donde se encontraba el locutorio donde trabajaba. En posteriores preguntas de la acusación, Zougam dijo que ese día tardó menos en llegar a trabajar pese al colapso que sufría la capital porque su hermano le contó por teléfono lo que pasaba y cogió la M-30; posteriormente admitió que se enteró de los atentados por televisión al levantarse.
CONTRADICCIÓN DE LOS TESTIGOS
Otro de los hechos en los que se apoya su defensa son las posibles contradicciones en las que incurrieron cuatro testigos que dijeron haberle reconocido en los trenes el día de los atentados. Según Zougam, esas personas le reconocieron en televisión después de su detención, cuando en televisión se mostraron fotografías suyas, y, una de ellas, dijo haberle visto dejar una mochila en el piso inferior de uno de los trenes, cuando la bomba explotó en el vagón superior.
El imputado señaló además que nunca hasta su detención había oído "la palabra Chinchón ni Morata de Tajuña" y negó tajantemente cualquier preparación para manejar explosivos. De hecho, negó también haber enseñado a ninguno de los acusados en este juicio a sincronizar teléfonos o a empalmar los cables precisos para fabricar un detonador con móviles pues, "yo realizaba sólo algunas reparaciones y me limitaba a comprobar los problemas en los teléfonos para ver si podían tener arreglo o no".
En este mismo sentido negó haber vendido a Jamal Ahmidan 'El Chino' alguna tarjeta SIM de la compañía AMENA, porque el propietario del locutorio era quien controlaba la adquisición y venta de las mismas, aunque reconoció que ese hallazgo rompió su presunción de inocencia. Zougam también negó formar parte del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) o conocer a alguno de los acusados, aunque sí acudía en alguna ocasión a la mezquita de la M-30. Sí dijo conocer a Eddim Barakat Yarkas 'Abu Dahdah', líder de la célula española de Al Qaeda, aunque sólo porque le compraba la fruta de origen sirio que vendía.
RECHAZÓ SER CONFIDENTE
El abogado de la AVT, José María de Pablo, centró alguna de sus preguntas en averiguar si alguna de las informaciones publicadas por los medios de comunicación era cierta. Así, Zougam reconoció que en 2001 varios policías llegaron a su locutorio y le ofrecieron ser confidente, como informó el diario 'El Mundo'. "Si yo podía ayudarlos a ellos, ellos me ayudarían a mí", rememoró, añadiendo que les contestó que su negocio no le permitía acudir a la mezquita para informar a las personas que allí acudían.
Por último, Zougam dijo haber sido torturado por el CNI durante su detención, pero que los agentes son profesionales "y pueden torturar sin dejar marcas". En respuesta a las cuestiones de los diferentes abogados de la acusación, Jamal Zougam afirmó que nunca ha tenido relación con ningún miembro o colaborador de ETA, y que si algún islamista ha citado su nombre es porque "cualquier persona en el país más lejano del mundo conoce mi nombre", por su relación con este sumario.
La única pregunta a la que Zougam no quiso contestar fue a una realizada por el letrado de un grupo de víctimas, que le inquirió sobre si conocía la razón por la que algunas tarjetas telefónicas que él vendía acabaran en las mochilas que explotaron en los trenes de Atocha, Santa Eugenia y el Pozo del Tío Raimundo.