- Prácticamente todas las víctimas del ataque suicida, que provocó unos 60 heridos, eran agentes del orden
ISLAMABAD, 10 Ene. (OTR/PRESS) -
La inmolación de un suicida en la ciudad pakistaní de Lahore provocó una matanza a unos metros del Tribunal Supremo paquistaní. Como consecuencia de este atentado, al menos 22 personas murieron, 21 de las cuales eran policías, y unas 60 resultaron heridas de diversa consideración. El presidente del país, Pervez Musharraf, se apresuró a condenar el suceso llamando a la lucha contra el terrorismo y el extremismo, que se ha convertido en la principal traba de Pakistán en su camino hacia la democracia, después de su presunta implicación en el asesinato de la ex primera ministra, Benazir Bhutto.
"La mayoría de las víctimas son policías. Fue un atentado suicida". Así explicó el responsable del Gobierno local, Mian Ejaz, en dos frases, el atentado suicida perpetrado hoy contra un gran número de agentes que custodiaban el Tribunal Supremo de Pakistán, ubicado en la ciudad de Lahore, al este del país, aprovechando la gran presencia de las Fuerzas de Seguridad debido a la marcha convocada para hoy por los abogados, que planeaban una nueva protesta contra el Gobierno. En consecuencia, fallecieron 22 personas y unas 60 resultaron heridas.
El agente Jameel Ahmed recordó al suicida como un hombre de unos 25 años que llegó subido en una moto a los aledaños de las instalaciones judiciales. "Aparcó su moto, caminó hasta la Policía y se inmoló", indicó. Las imágenes de televisión mostraron la situación dejada tras la deflagración, caracterizada por el dramático traslado de los heridos y los cadáveres esparcidos por el suelo.
"Vi los cuerpos de otros policías ardiendo. Fue como un infierno", lamentó otro policía, Syed Imitiaz, en declaraciones a 'Al Jazeera' recogidas por Otr/press. Los expertos estiman en torno a los 14 kilogramos la cantidad de explosivos utilizada por el suicida para provocar un nuevo ataque que las autoridades ya atribuyen al extremismo islamista. Por su parte, Mohammad Arshad, un joven de 18 años empleado en una de las oficinas cercanas señaló que "todo el edificio tembló" y, cuando salió a ver lo que sucedía, vio cadáveres "tendidos por todas partes". "Había restos y sangre en todos los lugares y la gente gritaba pidiendo ayuda", agregó.
CONDENAS DE GOBIERNO Y PRESIDENTE
Tanto el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, como el primer ministro, Mohammadmian Soomro, lamentaron el enésimo atentado de este calibre en la inestabilidad generalizada. En sendos comunicados recogidos por la agencia 'Associated Press of Pakistan', expresaron su condena rotunda por el último suceso, al tiempo que reiteraron su intención de continuar la "lucha contra el terrorismo y el extremismo y no ser disuadidos por tales actos".
Musharraf ha convertido de la lucha contra las facciones talibanes y ramificaciones de Al Qaeda su principal lucha, mientras desde la oposición y algunos sectores sociales, como el de los abogados, arrecian las críticas contra el presidente. El reciente asesinato de Bhutto derivó en el aplazamiento de las elecciones parlamentarias, cambiadas del ya pasado día 8 de enero hasta el próximo 18 de febrero. La ex primera ministra se convirtió en una víctima política de primer orden de un conflicto interno que, sólo en 2007, se cobró la vida de más de 800 personas, la mayoría de ellas fallecidas en ataques suicidas.