- El líder nacionalista avisa a Zapatero que, tras las elecciones, cualquier pacto también tendrá que ser con los socialistas catalanes
MADRID, 3 Sep. (OTR/PRESS) -
"Cualquier pacto que se haga en Madrid, si es con los socialistas, también tendrá que ser con los socialistas catalanes, para que no tengan excusas". Este es el aviso para navegantes que ha lanzado el presidente de CiU, Artur Mas, que, con la vista puesta en las elecciones generales y, sobre todo, en el escenario postelectoral, advierte a José Luis Rodríguez Zapatero que si quiere contar con su apoyo tras la cita con las urnas, el acuerdo deberá tener su reflejo en la Generalitat porque "CiU no es un muñeco de goma al que al que se le dan besos en Madrid y puntapiés en Cataluña".
Y es que después de quedarse a las puertas de la Generalitat tras ser el candidato más votado gracias a la reedición del tripartito entre PSC, ERC e ICV, Mas sabe que CiU es un "complemento importante" en el Parlamento español. "Si tenemos que hacer de árbitros, lo haremos, pero en cualquier caso no vamos a ser meros espectadores", afirmó en una entrevista concedida a 'Interviú' recogida por OTR/Press.
Lo que tiene claro Mas es que "estando en la oposición en Cataluña" todo pacto que se alcance en Madrid con Zapatero "deberá incluir a los socialistas catalanes". "Pero no vamos a cambiar cromos con ellos", avisa el líder de CiU que también hizo referencia a otros temas como la crisis de infraestructuras que ha vivido Cataluña este verano o la lucha contra ETA.
En cuanto a este último tema, y preguntado sobre si la tregua que pacto Carod-Rovira con ETA para Cataluña seguía vigente, Mas se limitó a señalar que aquello fue "un infantilismo de Carod", nada mas que "una anécdota ridícula de un personaje con demasiados humos personales". Sobre las infraestructuras, el líder de CiU no dudó en afirmar en "lo de el AVE con Cataluña es una vergüenza".
REGÁS, NUNCA MÁS
Y en la portada de 'Tiempo' encontramos una entrevista con la escritora catalana Rosa Regás, que tras su dimisión como directora de la Biblioteca Nacional reconoce que, si bien no se arrepiente de haber aceptado en cargo, no lo hubiera hecho de saber "que iba a ser tan duro". "No aceptaré un cargo nunca más. De la misma manera que no sirvo para el matrimonio, tampoco para un cargo público", afirma escarmentada.
Después de su polémica dimisión tras el robo de dos mapas, y las versiones contradictorias que de este incidente expusieron la propia Regás y el nuevo ministro de Cultura, César Antonio Molina, la escritora sigue firme en sus críticas al ministro, al que define como "colérico". Y, además de sus críticas a Molina, no duda en alabar a su antecesora en el cargo. "Echo muchísimo de menos a Carmen Calvo. Ha sido una excelente ministra", afirma Regás.