- J. Alsina era propietario de una importante empresa de encofrados
BARCELONA, 2 Ene. (OTR/PRESS) -
En su casa y con signos de violencia aparecía el cadáver de J. Alsina, un conocido empresario de la construcción de Sant Cugat del Vallès (Barcelona). Los Mossos d'Esquadra y la policía científica continúan con las investigaciones que les lleven hasta algún indicio que apunte al posible autor del ataque. No se descarta ningún tipo de móvil de asesinato, pues el empresario era propietario de una de las empresas constructoras más importantes de encofrados.
Un familiar encontró el cadáver de Alsina, sobre las 13:00 horas en el domicilio del fallecido, en una urbanización de lujo a las afueras de Barcelona. Esta muerte supone una gran conmoción para toda la localidad ya que el empresario, de 51 años, era propietario, junto a sus hermanos, de una de las empresas de encofrado más importantes del sector, un negocio con sede en Montcada i Reixac (Barcelona), pero que contaba con sedes en Chile, Estados Unidos Portugal e Italia, además de en nueve comunidades autónomas.
Los Mossos d'Esquadra continúan con la investigación y no descartan ningún tipo de hipótesis, aunque confirmaron que la muerte no se produjo por herida de bala y que los signos de violencia que presentaba el cadáver de Alsina llevan a la posibilidad de que se trate de una agresión, quizá con intención de robo, aunque el fallecido nunca había sufrido hurtos en su casa, aunque sí en su empresa.
EPISODIO VIOLENTO A falta de que las investigaciones lo confirmen, Joan Saura confirmó en declaraciones a Radio Nacional recogidas por OTR/PRESS que se trata de "un ataque violento" aunque el conseller de Interior no quiso pronunciarse sobre las posibles móviles del asesinato. "No puedo descartar ni confirmar" ninguna hipótesis, "ha habido un asesinato con violencia y la investigación está abierta, sería irresponsable por mi parte", añadió Saura que pide esperar a que se levante el secreto sumarial para "que se pueda tener más información".
La compañía, que tiene cerca de 500 empleados, facturó en 2004 58,7 millones de euros y tuvo un beneficio de 7,9 millones. Con más de 50 años de historia, pues el fallecido y sus hermanos suponen ya la segunda generación de directivos. Sus sistemas de encofrado se han empleado en obras tan significativas como el Camp Nou o la fábrica de Seat en Martorell.