MADRID 2 Sep. (OTR/PRESS) -
En lugar de decir que solo afecta de forma indirecta a la economía española lo que está pasando en el mundo sentados cómodamente tras la mesa de la sala de prensa de La Moncloa, los dos vicepresidentes del Gobierno deberían darse una vuelta por los centros comerciales, los chiringuitos de playas y las sucursales de los bancos y comprobar in situ cómo los padres se llevan las manos a la cabeza al ver cómo han subido los libros de texto, las hamacas playeras han tenido que rebajar su precio este mes de agosto y los cabezas de familia afrontan el inicio del curso renegociando sus créditos a plazos que superan con mucho sus expectativas de vida. ¿O es que Solbes y De la Vega han adquirido el moreno que lucieron tras el Consejo de Ministros de este viernes en tarros de autobronceador?
'Hacía años', es la frase más escuchada entre los dueños de pequeños negocios turísticos, restaurantes de playa, terrazas veraniegas, al recapitular cómo les ha ido en el agosto que acaba de terminar. Menos mesas ocupadas que nunca en su recuerdo, muchos menús del día, jarra de tinto de verano para sustituir a la botella de marca. Así les ha ido. O que los vicepresidentes pregunten en los centros comerciales donde los jóvenes no pasan de los escaparates y los mayores chequean una y otra vez los precios de los productos antes de meterlos en el carrito del súper.
La "forma indirecta" de repercusión en España de la crisis mundial, según Solbes, se traduce en acontecimientos tan directos como las grandes subidas en la barra del pan, el pollo, los huevos y otros productos de primera necesidad que ya se están produciendo en mercados y supers, precisamente en el momento en el que las familias españolas padecen la segunda oleada más consumista del año, tras la de Navidad: el momento de equipar a los chicos para el colegio o la universidad. España sigue siendo uno de los pocos países del mundo en los que los libros de texto no son gratuitos. Este año, para colmo, su subida ha sido tan espectacular como la de los muslitos de pollo. Mientras los expertos vaticinan que la mayoría de las familias españolas se encuentra al límite de su endeudamiento y las hipotecas amenazan con más aumentos, el Gobierno trata de consolarnos con una ristra de datos macroeconómicos que, repetidos en los telediarios, suenan muy bien: el PIB, el superavit presupuestario, la inflación, la tasa de crecimiento...todo perfecto. Los televidentes lo escuchan con el mismo ánimo del paciente a punto de morir al que los médicos le animan comentándole lo bien que tiene la tensión y el nivel de azúcar.
CURRI VALENZUELA