MADRID 28 Oct. (OTR/PRESS) -
Mariano Rajoy fue proclamado ayer otra vez, esta delante de muchos miles de personas, candidato del PP a las elecciones generales que ya están a la vuelta de la esquina. Dijo que va a ganar y los suyos le aplaudieron mucho. Pero él sabe, como casin todo el mundo, que para llegar a La Moncloa tiene que conseguir algo que no depende de sí mismo: que Zapatero continúe cometiendo errores. Quizás por eso el líder de los populares se ve tan eufóricamente optimista.
Es un hecho demostrado que en este país las elecciones no se ganan, sino que se pierden. El PSOE llegó al poder cuando UCD se rompió en pedazos, el PP tras los escándalos por corrupción socialista y el PSOE por el empeño de Aznar en apoyar la guerra de Irak. Si ahora Rajoy tiene al alcance de su mano una victoria el próximo mes de marzo es porque Zapatero se está mostrando tan rematadamente incapaz de gobernar que parece posible que se convierta en el primer presidente de Gobierno de la democracia española que solo dura una legislatura.
Gobernar no consiste en hacer gestos, dar titulares a los medios de comunicación y prometer cosas de imposible cumplimiento, sino de gestionar eficazmente los recursos económicos de un país. Y esta simple verdad aún no ha sido comprendida por un presidente que, según podemos apreciar cuando la realidad le concede un respiro, está empeñado en llevar a cabo una campaña electoral con un mensaje tan simplista como el de la Z de Zapatero y una comparativa constante de su gobierno con el anterior del PP. Toreo de salón, llaman a eso los taurinos. Vivir de espaldas a la realidad, el calificativo que emplearía cualquier hijo de vecino para describir el momento político que se vive en La Moncloa.
El AVE de Barcelona provoca el caos en esa ciudad, la Ley de Dependencia no soluciona el problema a ningún español a un año de su aprobación, las ayudas para el alquiler de la vivienda serán mucho menores de las anunciadas, el paro, los precios y el fracaso escolar suben, los ciudadanos asisten atónitos al fracaso de la Justicia en un caso tan claro como el del agresor de la inmigrante ecuatoriana, el tribunal Constitucional vive a punto de desintegrarse, la figura del Rey está siendo cuestionada...si con todo ello el recién proclamado candidato a la presidencia por el PP no gana será muy difícil que Mariano Rajoy convenza a alguien de que lo suyo no pudo ser.
Curri Valenzuela