MADRID 30 Sep. (OTR/PRESS) -
Ibarretxe crea la amenaza. Zapatero, la incertidumbre. Está por ver que el lehendakari vasco se hubiera atrevido a poner fecha a su referéndum de autodeterminación si en España gobernara un presidente que, como por otra parte se supone obligatorio, defendiera con todas las armas de la Ley cualquier ataque al Estado de Derecho y a las instituciones democráticas Lo más probable es que, como sucedía cuando gobernaba el PP, Ibarretxe amagara perpetuamente sin lanzar el órdago definitivo de la fecha para la consulta. Pero, puestos a lo peor, la situación actual es la de una tremenda afrenta al Estado sin que a los españoles nos conste que el Gobierno está dispuesto a actuar con contundencia.
La misma reacción del Ejecutivo al discurso del lehendakari del viernes da idea de la debilidad con la que se recibió en Moncloa su desafío. La vicepresidenta habló de la defensa de la Ley en términos hipotéticos, sin llegar a calificar de ilegal el referéndum. En Rusia, Zapatero fue igualmente ambiguo. Es verdad que se refirió a la defensa de la legalidad y al debido respeto a la Constitución, pero eso es lo mismo que nos ha dicho mientras se sentaba a negociar con terroristas concesiones políticas o aceptaba un estatuto catalán claramente constitucional, así que no hay que ser especialmente malintencionados para tener la certeza de que ante Ibarretxe va a seguir haciendo lo que mejor se le da cuando nacionalistas radicales atacan a la Monarquía, queman banderas españolas o desobedecen las leyes: ponerse de perfil y mirar para otro lado.
Destacados juristas y políticos de todos los partidos menos uno debaten desde el viernes cual debe de ser la respuesta del Estado a la afrenta del nacionalismo vasco. ¿Debe aplicarse el artículo 155 de la Constitución? ¿Se pueden retirar a esa Comunidad Autónoma algunas o todas sus competencias transferidas? ¿Habrá que enviar a las fuerzas de seguridad a que precinten las urnas antes de que de comienzo la anunciada votación?¿Deben pronunciarse las Cortes en contra de esa iniciativa? ¿Qué papel corresponde al Rey en la defensa de la unidad de España? Solo el PSOE se mantiene ajeno a estas polémica, mientras sus dirigentes se dedican a llenar a Ibarretxe de calificativos y se limitan a invocar el respeto a la ley sin aventurar de ningún modo cual será la respuesta del Gobierno. Y ahí está el problema más importante de la situación política española en este momento. Que haya desafíos a la Constitución y a la integridad nacional no es algo deseable. Pero no resultaría grave si el país supiera que cuenta con un Gobierno capaz de reaccionar y de provocar entre la ciudadanía la sensación de seguridad de que quien puede hacerlo nos garantiza esa unidad y ese respeto a la ley.
Curri Valenzuela