Actualizado 21/09/2007 02:00

Curri Valenzuela.- Promesas, promesas

MADRID 21 Sep. (OTR/PRESS) -

Lo malo que tiene prometer algo es que hay que cumplirlo. Y lo peor de hacer un regalo a un grupo de personas, el que por cada ciudadano agradecido hay varios más que se molestan porque a ellos no les ha premiado la fortuna... o el Gobierno. Y esto es lo que sucede con las medidas de ayuda al alquiler anunciadas por Zapatero, que son más los jóvenes que se quedan fuera de los requisitos exigidos para recibirlas, que los favorecidos.

Sin trabajo fijo, con ingresos superiores a 24.000 euros al año, con más de treinta años de edad, ya no se reciben los 210 euros al mes durante cuatro años que el Gobierno anuncia. Total, que serán muy pocos los beneficazos y muchos los agraviados con el nuevo Plan. Y en lo referente a las deducciones fiscales por el alquiler, sucede tres cuartos de lo mismo. Los pensionistas, por ejemplo, quedan descalificados por principio. Quienes acaban de suscribir una hipoteca a cincuenta años, ¿cómo van a sentirse contentos de que sus impuestos sirvan para beneficiar a quienes pueden evitarse tan amargo y largo trago?

En cuanto a prometer, el Gobierno debería calcular hasta qué punto va a ser capaz de llevar a cabo esos programas sociales de los que tan repentinamente se ha acordado al final de una Legislatura en la que penas tuvo más agenda que negociar con ETA y efectuar concesiones a sus socios parlamentarios, los nacionalistas más radicales.

Un buen ejemplo de los peligros que corre lo constituye la Ley de dependencia, aquel supuesto pilar de ayuda a los mayores del que el Ejecutivo ha dejado de hablar en público porque, casi un alo después de su aprobación, aún no hay una sola familia que haya recibido una sola ayuda para cuidar a un mayor enfermo o a un menor inválido a cargo de esa Ley. El Gobierno no tiene fondos para aportar el cincuenta por cierto del gasto, como prometió en su día. Eso es todo.

Más revelador aún del afán de Zapatero por realizar promesas a bote pronto y sin encuadrarlas en una planificación económica general es el caso de los 2.500 euros por recién nacido que el presidente prometió en el Debate del Estado de la Nación.

Aquel día, se ha sabido después, a Zapatero se le calentó la boca y en lugar de anunciar que la medida se aplicaría a partir del próximo mes de enero, con unos Presupuestos Generales del Estado en vigor, quiso enfatizar tanto su promesa que añadió la frase de "para todos los niños que nazcan a partir de hoy". Era el 4 de julio. Y los Presupuestos de este año no incluyen partida alguna para semejante gasto. Por eso aún no se sabe cuando y cómo las familias con un bebé nacido en los últimos siete meses de este año podrán cobrar una de las muchas promesas realizadas por Zapatero antes de echar las cuentas.

Curri Valenzuela

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