MADRID 10 Jun. (OTR/PRESS) -
Se le pregunta a la Vicepresidenta Fernández de la Vega por qué Arnaldo Otegui ha entrado en prisión y ella responde "son los jueces" quienes han tomado la decisión. El PP demanda al Gobierno que impida que los concejales de ANV tomen posesión de sus actas esta semana y el Ejecutivo responde que no es posible una acción tan inmediata porque no lo aprobarían los jueces. 'Los jueces' fueron la coartada que puso Rubalcaba para justificar el que De Juana Chaos se paseara tan pichi por San Sebastián y 'los jueces' han sido, según Rubalcaba también, quienes han determinado que debía volver a la cárcel. Así que los ciudadanos se preguntan "¿son los jueces los causantes de todo esto?". Y más vale para la credibilidad del Gobierno y para la existencia de un Estado de Derecho en este país que no se entretengan mucho pensando en las respuestas a semejante cuestión.
Resulta un tanto patético que Zapatero pretenda hacer creer a la gente que son los jueces quienes con sus decisiones están determinando si Otegui o De Juana duermen en su casa o entre cuatro rejas, sobre todo porque la coartada de los jueces va acompañada de los anuncios por parte del propio presidente de que reacciona y reaccionará con contundencia y dureza a la decisión de ETA de romper el alto el fuego. Además, en algunos de estos casos ahí está la hemeroteca que recoge las quejas del juez de vigilancia penitenciaria que denunció que no se había contado con su permiso para conceder favores penitenciarios al terrorista o las excusas del fiscal que no encontraba pruebas tan públicas como un vídeo emitido por televisión para mantener su acusación contra Otegui por apología del terrorismo.
Pero cuestión aparte de la credibilidad del Gobierno, que de todos modos anda por los suelos, lo preocupante de toda esta historia es la propia actuación de los jueces. Una cosa es que un Fiscal general del Estado tan politizado como Conde Pumpido declare que la Justicia debía adaptarse a las circunstancias, o sea a la tregua de ETA, y otra que magistrados del Supremo o de la Audiencia Nacional, instituciones que deberían servir de ejemplo de una Justicia independiente, se muestren tan cambiantes de opinión y, a los ojos de los ciudadanos, bailen de esa manera al son que les marca Zapatero.
Curri Valenzuela