Bush se despide

Nunca los EE.UU. han tenido un presidente tan impopular fuera de su país como lo es George W.Bush. Está estos días de gira por Europa despidiéndose de un continente cuyos ciudadanos se movilizaron en masa contra la invasión de Irak. Hoy es una verdad comúnmente aceptada que Bush mintió (contando con la inestimable colaboración de su vicepresidente, Dick Cheney) para convencer a los norteamericanos de que era justo invadir Irak para derrocar a Saddam Hussein, el tirano que durante años había sido aliado de Washington en la lucha contra el Irán de Jomeini y los 'ayatolás'.

En Europa, algunos gobernantes compraron aquella mercancía averiada. El ahora caído Blair, el confuso Brown, el resucitado Berlusconi, el camuflado Durao Barroso o el retirado Aznar, apoyaron aquella aventura trágica para la que, a corto plazo, nadie se atreve a situar un fecha de punto final.

No ocurrió lo mismo, como digo, con el grueso de los ciudadanos de los diferentes países europeos. Las manifestaciones multitudinarias que protestaban contra la guerra han sido las últimas grandes concentraciones de masas que hemos vivido en el continente. Aún están frescas en la memoria de millones de personas. Quizá por eso -pese a los arrumacos de Berlusconi en Roma- en términos de interés o curiosidad popular, la gira europea de despedida de George W.Bush está discurriendo en medio de una colosal indiferencia. La Historia, anticipa su veredicto.

Fermín Bocos