MADRID 13 Dic. (OTR/PRESS) -
Tras años de calendarios con bomberos en cueros, futbolistas sin camiseta y foto diaria de ciudadana despechugada en la contraportada de algunos periódicos deportivos, ahora resulta que la aparición de unas azafatas en bikini trastorna la mente de algunos de nuestros inquisidores/as nacionales. Para no hacer publicidad no vamos a citar el nombre de la compañía de aviación que ha tenido la idea de aligerar el uniforme de sus tripulaciones femeninas (buscando el previsible eco mediático) pero de ahí a rasgarnos las vestiduras, media la distancia que separa Roma de Dublín.
Tenemos las parrillas de televisión más contaminadas de violencia, sexismo, pornografía, procacidad y todo tipo de mantras soeces y aquí, todos a tragar y callar. Ahora bien, así que un anuncio -dizque sexista- les pone, los vigilantes de la moral laica (?) van, se sublevan y salen a los medios a decir que estamos en el camino de "cosificar" a la mujer. Es la doble moral que, ya digo, calla frente a la entronización de la basura en las franjas más vistas de la televisión patria, pero no desaprovecha estas tonterías publicitarias para dar fe de vida -y, de paso, supongo que justificar presupuesto o subvención como observatorio que son de no se qué del consumo-.
Tengo para mí que en este tipo de denuncias, lo supuestamente "progre" apesta a reaccionario. Buscan la misma publicidad que denuncian. Es un caso claro de la doble moral que caracteriza a un segmento amplio de nuestra mediatizada sociedad.
Fermín Bocos.