Actualizado 10/10/2007 02:00

Fermín Bocos.- La ley de la discordia

MADRID 10 Oct. (OTR/PRESS) -

La Ley de la Memoria Histórica, un proyecto que ha tenido la rara virtud de juntar al PP y a ERC en un inopinado frente de rechazo, envenena el aire político del final de la Legislatura. A los republicanos catalanes les parece que se queda corta -quieren juzgar a Franco y al franquismo treinta y dos años después de la muerte del dictador- y a los populares les parece que es remover las aguas negras del pasado hurgando en una herida que según el ex ministro Acebes estaba cerrada.

PSOE e IU (Zapatero y Llamazares) son los impulsores de un producto de valor jurídico confuso. La Ley declara ilegítimos todos los juicios celebrados por tribunales franquistas y abre la puerta para que a título individual los ciudadanos cuyos familiares fueron condenados por aquellos puedan solicitar ante los tribunales la nulidad de los procesos. Será en última instancia el Tribunal Supremo quien habrá de resolver cada caso. No es seguro que el bien perseguido -la restitución de la memoria y el buen nombre de tantos injustamente condenados-, pueda ser alcanzado porque desde los tiempos de Roma ("Non bis in idem"), los tribunales son contarios a juzgar lo ya juzgado. Lo que si es seguro es que la mencionada Ley apareja más y nuevos elementos de crispación. Con ella, la España del siglo XXI remueve lo peor de la España del siglo XX. Las atrocidades y crímenes políticos del período franquista superaron con creces los excesos y los crímenes políticos cometidos durante los años de la II República, pero también hay memoria de ellos; memoria de la que se olvida el polémico proyecto de Ley-.

Si la política es el arte que exige del gobernante la solución de más problemas de los que crea, en relación con este proyecto, habrá que convenir que el presidente Zapatero nos ha ha traído más discordia que otra cosa ¡Cómo se nota que estamos ya en campaña electoral!

Fermín Bocos.

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