Actualizado 31/05/2007 02:00

Fermín Bocos.- El paracaidista

MADRID 31 May. (OTR/PRESS) -

El carácter es el destino. Alberto Ruiz Gallardón, brillante reválida como alcalde de Madrid, ha hecho honor a su condición de paracaidista y se ha lanzado sobre el palco presidencial donde al jefe de su partido (Mariano Rajoy, el líder que les nombró Aznar), se le ve huidizo, como desconcertado por la euforia de los Aguirre, Barberá, Camps, el mencionado Gallardón, los barones y baronesesas que piafando como caballos de carreras le traían noticias de sus triunfos locales y regionales. Quien gana las municipales gana las generales y Gallardón parece aquel personaje de "Bomarzo" al que Múgica Lainez retrataba como un joven señor florentino, sinuoso leopardo, asomado al balcón de un triunfo que quizá le está envenenando los sueños.

Que quiere ser el sucesor del sucesor no hay duda. Lo que está por ver es que dentro de su partido encuentre apoyos para esa aventura porque no es príncipe solitario en tanta ambición. También Esperanza Aguirre, triunfadora en Madrid como Gallardón, se cree llamada a la encomienda. Los partidos políticos son máquinas de poder que lo mismo disparan hacia fuera que hacia dentro. Quizá por eso -y porque en este litigio Rajoy ha optado por su mejor papel: el de hacerse el gallego-, antes de repetir el salto, el osado paracaidista que es Gallardón, debería tener una conversación sería con el piloto del avión. No hay noticias de supervivientes entre los paracaidistas que confunden la osadía con la temeridad. Y más en este caso, con un piloto que no se sabe si sube o baja.

Fermín Bocos.

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