MADRID 13 Jun. (OTR/PRESS) -
Sean cuales sean las razones que han llevado al presidente del Gobierno y al jefe de la oposición a escenificar una tregua política -cobra estatura la especie del "impulso real"-, lo cierto es que es una buena noticia. Buena en la medida en la que envía a los terroristas de la ETA un mensaje de unidad entre los partidos democráticos; unidad que fue la que en el pasado forjó el Pacto Antiterrorista, acuerdo del que nacieron iniciativas y normas que colocaron a los "etarras" contra las cuerdas. Aflojado aquel yugo, pasó lo que todos sabemos que pasó en el transcurso de un "proceso de paz" que a la postre los estrategas del terror aprovecharon para reorganizarse, rearmar a la banda y debilitar al Gobierno del señor Rodríguez Zapatero.
Estando como estamos, en un tiempo muy cercano a unas elecciones legislativas, la tregua política con la que de facto se ha saldado el encuentro de Zapatero con Rajoy, es una prueba de cordura que conviene resaltar para que dure. Javier Balza, consejero de Interior del Gobierno vasco, ha revelado que son más de mil los ciudadanos forzados a vivir con escolta. El dato se refiere sólo a electos y demás dirigentes políticos que viven en el País Vasco; contar los que se encuentran en la misma situación en el resto de España reclamaría un dígito más. Y ése es el verdadero problema. Todo los demás deberían pasar a un segundo plano. De ahí la buena nueva que supone la tregua.
Fermín Bocos.