MADRID 28 Nov. (OTR/PRESS) -
Quien suscribe mantuvo hace pocas horas una conversación larga y seria con el presidente de una autonomía. Socialista, sensato, nada dogmático. Piensa, y creo que con razón, que en los madriles andamos siempre en las grandes cosas y no en las 'cosillas' que preocupan a los ciudadanos. ¿Sabía usted, por ejemplo, que los enterramientos son diferentes en casi todas las autonomías y que un ataúd andaluz, por ejemplo, no puede ir a Cataluña? ¿O que el sistema de vacunaciones infantiles cambia según y dónde? Y ¿qué me dice usted de los planes educativos? ¿Y de otras competencias exclusivas de las autonomías, incompatibles con la autonomía de al lado?
Pues eso: que va a ser necesario -este presidente autonómico sensato también lo piensa- el acuerdo poselectoral entre socialistas y populares para arreglar tanto entuerto. Porque eso de que haya diecisiete autonomías y diecisiete legislaciones diferentes dependiendo de en qué cosas no puede ser. Dígaselo usted, si no, al médico que quiere cambiar de lugar de residencia. O al empresario que quiere abrir centros en más de una Comunidad.
Y es que la idea de que habrá que entenderse entre PSOE y PP, y no solamente para las grandes cosas --reforma constitucional, cambios en la normativa electoral-- avanza imparable, excepto en el discurso oficial de algunos socialistas, como José Blanco o el propio Zapatero. No, con Zapatero el entendimiento va a ser complicado, pero con otros socialistas, no. Y acaso con Zapatero tampoco, porque ya sabemos que la política hace extraños compañeros de cama. Y Rajoy va tendiendo cada día más claramente la mano, para enfado de ciertos talibanes mediáticos, que son los verdaderos odiadores de los socialistas, más que los actuales responsables del PP, y son los que quieren hacer la guerra, no el amor.
Atención, pues, porque da la sensación de que quien tienda la mano con mayor verismo puede llevarse el gato al agua en las elecciones de marzo. Ese talante dialogante de Rajoy es el que le beneficia, digan algunos 'duros' lo que digan, que hay que ver las cosas tan demasiadas que dicen. Y es el que beneficiará a Z, cuya 'mirada positiva' habrá de ser más que un mero eslogan preelectoral.
Fernando Jáuregui.