MADRID 15 May. (OTR/PRESS) -
Supongo que me ocurre lo que a muchos: no me gusta nada, pero nada, que una campaña de elecciones municipales y autonómicas esté monopolizada por ETA. Que si el batasuno Barrena dice que ANV es su opción, que si kale borroka por aquí, que si se filtra que el Gobierno negoció hace pocas semanas con la banda, que si el PNV hace una oferta para un nuevo pacto antiterrorista.
Tengo para mí que la clase política, que es mucho más pragmática y descreída que el común de los mortales, ya tiene descontadas todas estas (sopa de) letras, y han quedado para verse y tomar unas copas una vez que dejen de propinarse mamporros en estas elecciones y antes de que comiencen a propinárselos de nuevo de cara a las siguientes elecciones.
¿Y entonces? Pues entonces ocurrirá, en el mejor de los casos, que habrá una reunión discreta (o sea, secreta, si es que pueden conseguirlo) a tres bandas, Rajoy, Zapatero y, luego, Josu Jon Imaz, presidente del PNV, y hablarán de la creación de un nuevo frente contra el chantaje permanente de ETA, es decir, sobre un nuevo pacto antiterrorista, ahora contando, como no quedaba otro remedio, con los nacionalistas y haciendo gala de un mayor pragmatismo. Y ese será el germen un equipo negociador inédito, porque negociación, claro, la hubo en abril, como se filtró este domingo, y la seguirá habiendo, en coexistencia, espero, con las medidas policiales y carcelarias, que no deben decaer.
A mí, qué quieren que les diga, este panorama me parece alentador. Tanto como me desalienta este otro panorama que ahora vivimos, en el que la controversia sobre cómo manejar este terrorismo, ya único en Europa, domina sobre todos los demás temas de la campaña y es motivo de una controversia que, en este terreno, jamás debería darse.
Y mientras, ya saben: los temas municipales, los cercanos, que tanto nos afectan, siguen sin resolver. Claro, como estamos todos pendientes de lo que hagan y digan la banda y sus acólitos.
Fernando Jáuregui