Fernando Jáuregui.- La semana política que empieza.- Rajoy, ZP: pan y 'basket'

MADRID 17 Sep. (OTR/PRESS) -

Nuestros líderes políticos ya no tienen fines de semana: se van sacudiendo de lo lindo de rincón en rincón de la vieja piel de toro. A Rajoy le ha dado ahora por fijarse en lo único en lo que el Gobierno socialista no ha experimentado un giro en estos últimos meses: la economía. Peligroso empeño el del líder de la oposición, porque la verdad es que la economía no va mal, y los españoles, en su inmensa mayoría, lo saben. Y, desde luego, gusta poco a determinados sectores, como el empresariado, que desde un partido político se quiebre la confianza en la marcha económica española.

A Zapatero le da por irse a Cataluña para intentar rebañar unos votos que le serán preciosos allá por marzo y, con más valor que El Guerra, se planta ante el Estatut y dice que lo ha apoyado y lo apoyará; cuestión no baladí cuando el Tribunal Constitucional tiene pendiente un fallo sobre la constitucionalidad del texto catalán, punto acerca del cual no hay dudas: violenta algunos artículos de nuestra Carta Magna. Lo que ocurre es que Zapatero, que siempre apuesta muy fuerte, se muestra convencido de que la sentencia del TC se aplazará hasta después de las elecciones de marzo. Para cuando él espera haber revalidado su estancia en La Moncloa; entonces, una sentencia incómoda lo sería mucho menos, porque no tendría repercusiones electorales.

Me parece que esta va a ser la tónica, en general, de los próximos fines de semana, de manera que nuestros líderes llegarán agotados a la verdadera campaña electoral, allá por los últimos días de febrero. Nuestra clase política todo lo sigue fiando a la actividad por la actividad y muy poco a la reflexión. Y, sin embargo, es la reflexión lo que ahora se impone. Saber qué quiere el electorado -más allá de salarios por hijo nacido o dentista gratis para todos-. ¿Qué lamentos se derivan del quejido del pueblo español, que ya no se detienen en el 'pan y circo' o en el 'pan y basket'? Tengo la sensación de que una parte del electorado, la que proporciona la victoria o la derrota, cada vez afina más en sus exigencias, y pide que no se repita el espectáculo de la democracia coja.

Si yo fuese uno de los dirigentes políticos que tienen en sus manos la posibilidad de elaborar el programa electoral -esta vez ni se ha hecho siquiera el paripé de decir que ese programa será inspirado en base a la consulta de millones de ciudadanos, etc-, tendría muy en cuenta a esos españoles que exigen, además de mayores facilidades en vivienda, hipotecas, ayudas por hijos, etc., una mejora en el funcionamiento de la democracia. Revisión urgente de la normativa electoral -parece que ni socialistas ni populares se plantean siquiera el desbloqueo de las listas-, cambios en la financiación de partidos, mayor rigor, con control parlamentario, en el nombramiento de ciertos altos cargos, reforma de la Constitución allá donde exige ser reformada...

Me gustaría saber que esos pueden ser temas de debate nacional. Pero temo que nuestros partidos no están por esa labor. Rajoy nos ha presentado al 'dream team' que cooperará en la elaboración del programa y en él no hemos visto a los 'clásicos', que poco pueden aportar al ideario del 'nuevo PP'; puede que sea algo, pero no es todo. Zapatero nos ha colocado al ya muy visto Caldera como redactor de unas ofertas sociales que poco tendrán que ver, no obstante, con avances puramente políticos. No creo, la verdad, que las ofertas de unos y otros llenen nuestras expectativas, ni siquiera aunque llegasen a cumplirse. Ojalá me equivoque, pro tengo la sensación de que estas elecciones van a tener mucho de 'deja vu', cuando lo necesario, lo imprescindible es precisamente lo contrario: más ideas nuevas y menos fotografías y abusos con los presupuestos.

Fernando Jáuregui