Actualizado 12/08/2009 14:00

Francisco Muro.- La irreal España

MADRID 12 Ago. (OTR/PRESS) -

El zoom de Valerio Lazarov, lamentablemente desaparecido, ponía en primer plano los defectos, las malformaciones, los tics que no se veían desde más lejos. Los defectos, los tics, las malformaciones de una sociedad que salía de un régimen para abrazar una democracia y que lo hacía con esperanza, con deseo de consenso, con ánimo de buscar acuerdos. ¡Cuánto hemos cambiado desde entonces! El zoom de la política, una de las grandes y más nobles actividades políticas, pone hoy sobre la mesa lo que hace casi cuarenta años exhibía Lazarov.

No es de recibo que el líder del principal partido de la oposición y su secretaria general acusen al Gobierno y la Policía de un grave delito -espionaje de sus comunicaciones privadas- y no presenten una denuncia en el juzgado para que se investigue y, si es cierto, se castigue con todo el peso de la ley a los culpables. No es de recibo que el Gobierno no ordene actuar al fiscal general del Estado para que investigue si esa denuncia tiene, simplemente, indicios de ser real. No es de recibo que el fiscal general del Estado, como ha hecho en otras ocasiones y como le corresponde, no ponga en marcha de oficio una investigación sobre un asunto tan grave. No es de recibo que la vicepresidenta del Gobierno interfiera en el trabajo de la Fiscalía General del Estado. La simple sospecha de que lo ha hecho ya es de por sí importante.

No es de recibo que se filtren día tras día sumarios secretos en asuntos de máxima relevancia, que dan paso a juicios paralelos y que anulan toda presunción de inocencia, y que no pase nada y nadie sea responsable de las filtraciones. No es de recibo que la policía lleve detenidos y los exponga públicamente esposados a ciudadanos que han podido, o no, cometer un delito, que no habían huido, que no iban a hacerlo, pero que ya tendrán siempre en sus biografías la foto "condenatoria".

No es de recibo que el Tribunal Constitucional lleve tres años para dictar una sentencia sobre un asunto trascendente y se vaya, por tercer año de vacaciones, sin hacer su trabajo. No es de recibo que el Gobierno, la oposición, el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, la Fiscalía General del Estado, la Justicia o la Policía sean instituciones permanente desprestigiadas por la acción u omisión de unos y otros.

El zoom de Lazarov ya no puede enfocar las miserias de una política de baja calidad que pone en riesgo la esencia del Estado de Derecho. Afortunadamente.

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