MADRID 27 Ago. (OTR/PRESS) -
En Alemania, el Gobierno de coalición que preside Angela Merkel ha conseguido superávit presupuestario en sus cuentas por primera vez en diecisiete años, tras la reunificación. Angela Merkel, además, sigue adelante en su programa de reformas -"sanear, reformar, invertir"- para devolver a Alemania al lugar puntero que le corresponde. Si no hay cambios, Alemania está entrando en la senda del futuro y en las próximas elecciones, los ciudadanos tendrán la oportunidad de elegir entre rivales que durante una legislatura han trabajado en el mismo equipo para sacar al país de los graves problemas que tenía.
En España no tenemos una Angela Merkel ni dos partidos capaces de sentarse juntos en un Gobierno -sea autonómico o nacional- para hacer frente a problemas importantes. En algunas comunidades autónomas hubiera sido imprescindible para respetar la voluntad de los ciudadanos, pero los políticos no lo han querido. En el ámbito nacional, no es necesario ni posible un acuerdo de gobierno entre los dos grandes, pero sería indispensable para algunos asuntos concretos: la lucha contra el terrorismo, la reforma constitucional imprescindible, la política de inmigración, la educación, la justicia, la sanidad... (Si sigo haciendo la lista de los problemas que deberían ser objeto de un pacto de Estado, a peor resulta que sólo lo pequeño debería quedar al libre juego de cada partido en el Gobierno).
Abandonen toda esperanza. Ni siquiera el nuevo atentado de ETA, que buscaba una gran matanza, o los que puedan venir, van a conseguir que PSOE y PP, Gobierno y oposición, sean capaces de abandonar el debate en los medios y sentarse a trabajar juntos. Otra vez el terrorismo va a polarizar el debate político, pero no se va a trabajar en un acuerdo para acabar con el problema. Esta pelea permanente entre los dos grandes partidos, esta falta de un lenguaje común, da alas a los terroristas y debilita al Estado, nos debilita a todos. Se necesitan gestos de la oposición para mostrar su pleno apoyo al Gobierno y gestos del Gobierno que dejen claro a los terroristas que no va a haber más negociación. Nunca más hasta que manifiesten su voluntad de abandonar definitivamente las armas y entregarlas. Y que no se va a estar juntos en ninguna institución con quienes se niegan, incluso, a condenar la barbarie de los asesinos. Gestos claros, rotundos, indiscutibles. Pero mucho me temo que esto no es Alemania ni se le parece.
Francisco Muro de Iscar