MADRID 19 Oct. (OTR/PRESS) -
El aniversario de la muerte de Ernesto Guevara ha disparado los elogios hacia su persona. ¿Merecidos? ¿Románticos? Al margen del marketing y de que se haya convertido en un mito -y los mitos son lo que son-, esa izquierda de salón que nunca estuvo en las barricadas y que hizo la revolución en muchos casos desde el coche de papá se ha volcado en elogios.
Ninguno, prácticamente ninguno, ha hablado de que el Ché fue uno de los ideólogos, de los dirigentes de una revolución que ha quitado la libertad a Cuba durante casi cincuenta años, que ha encarcelado a personas que sólo querían libertad, que ha sumido en la pobreza a millones de ciudadanos, que ha obligado a huir a cientos de miles de personas. Una revolución "de los trabajadores" que se ha convertido en una de las dictaduras más largas, más duras y más terribles de la historia. Lo que no ha impedido que esa misma izquierda viaje a la isla, alabe al dictador y pierda la memoria histórica que quiere aplicar en esta tierra.
Muchos lo llevan en sus camisas, le rinden pleitesía y miran hacia otro lado cuando muchos cubanos están privados de toda libertad y del derecho más importante: el derecho de defensa. Ché Guevara fue responsable de esa Cuba para los cubanos que ha acabado siendo Cuba contra los cubanos. Y la izquierda de salón, los progres de bolsillo, tan contentos. Ni historia ni memoria, sectarismo.
Francisco Muro de Iscar.
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