Actualizado 18/05/2007 02:00

Francisco Muro de Iscar.- Juego limpio

MADRID 18 May. (OTR/PRESS) -

La mayoría de las profesiones liberales se rige en España por criterios deontológicos que están vigilados, no siempre hasta donde debieran, por los Colegios Profesionales. La mayoría de esos profesionales respetan esas normas, respetan al que compite con ellos dentro de la misma profesión y procuran transmitir confianza al ciudadano en el sentido de que está en buenas manos. La confianza es una condición indispensable para el abogado, para el médico, para el arquitecto... Debería serlo para todos.

¿Por qué en la política, la confianza, el cumplimiento de normas deontológicas es, sin embargo, algo de lo que muchos huyen como de la peste? ¿Puede el ciudadano fiarse de lo que hace, de lo que dice, de lo que promete un político? Si hiciéramos una encuesta, seguramente la mayoría diría que no. Y, sin embargo, a los políticos les encomendamos, con escasos controles, la gestión de nuestros intereses más importantes: los servicios sociales, la justicia, la educación, la sanidad... por no hablar de la defensa o la representación nacional. Pues bien, la campaña electoral para las municipales (aunque estamos en campaña realmente desde hace tres años) está bajando a terrenos muy sucios. En Madrid, un candidato ha recurrido a sacar los trapos, aparentemente escabrosos, de otro candidato, como si eso le fuera a dar algún voto. Los asuntos de la vida privada, algo que hemos venido respetando casi siempre, especialmente aquellos que no afectan para nada al comportamiento público y que la gente no tiene por qué conocer, se airean en un juego realmente lamentable. Y quien lo hace responde a acusaciones de juego sucio desde la Administración y el poder de las que sí está obligado a ofrecer todo tipo de explicaciones. En todo caso, el uso y abuso de afirmaciones indemostrables se están convirtiendo en un arma que sirve para camuflar el debate sobre las ideas. Esta es una de las campañas más pobres y más sucias de los últimos tiempos, pero todo parece indicar que no va a ir a mejor, sino a peor.

Necesitamos profesionales honrados y políticos honrados. La política es, debe ser, una de las actividades más nobles a las que puede dedicarse un ciudadano. ¿Qué fiabilidad puede tener quien recurre a exhibir la vida privada de los otros, simplemente para ganar votos? La política, los medios de comunicación, y muy especialmente la televisión, la escuela o la familia, son espacios de formación, espacios para la imagen de una sociedad. Hoy estamos bajo mínimos. La familia ha renunciado a muchas de sus competencias, la escuela ni puede ni debe hacer lo que no le toca, la televisión es una tribuna contra la educación y algunos medios de comunicación utilizan la información como ejércitos de opinión.

A un político electo hay que exigirle conocimientos, capacidad de representar a todos los ciudadanos, no sólo a los de su partido. Sarkozy está llamando en Francia a la unidad de todos, con hechos, no con palabras, y promete romper con los comportamientos del pasado. Los políticos españoles nos incitan todos los días a la división, a la exclusión del contrario, al insulto, a recorrer caminos de imposible encuentro. Incluso se atreven a convertir un debate político en un "Gran Hermano" televisado del más bajo nivel. Necesitamos juego limpio.

Francisco Muro de Iscar.

Francisco Muro de Iscar.

francisco.muro@planalfa.es

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