Actualizado 28/09/2007 02:00

Francisco Muro de Iscar.- Módulos de respeto

MADRID 28 Sep. (OTR/PRESS) -

El debate en los medios habla siempre de reforzar la seguridad frente a la libertad, de aumentar las penas de los que cometen un delito y parecen peligrosos, de que no salgan a la calle, aunque hayan cumplido sus penas, del cumplimiento íntegro de esas condenas aunque hayan demostrado un buen comportamiento en prisión... Pero no hablan de rehabilitación que es la razón de existencia de las cárceles en una sociedad democrática. Hace treinta años había en España poco menos de 10.000 presos en las cárceles. Hoy, esa cifra está en torno a los 80.000. ¿Estamos o nos sentimos más seguros? La respuesta es claramente negativa, lo que significa que algo no funciona como debiera.

Hace unos días, la directora general de Instituciones Penitenciarias visitaba un "módulo de respeto", una instalación carcelaria que existe en diez prisiones españolas y que pretende que los reclusos trabajen en equipo, se autogobiernen de alguna manera, trabajen y estudien. El ingreso es voluntario y se consigue tras un informe favorable de los responsables de la prisión. Ellos se comprometen a respetar las reglas del juego y a cambio, viven casi como si estuvieran en libertad, con horarios estrictos, pero con tiempo para el ocio o para el estudio. No es una casa, porque siguen en la prisión. No hay libertad, porque son presos, pero hay una cierta libertad y trabajan para rehacer su vida. Los presos aprenden a respetarse a si mismos y a los demás. Seguro que hay fallos, que algunos no pueden aguantarlo, pero, por lo menos, pueden considerarse personas. Privadas de libertad, pero personas. No hay otra manera de aprender a vivir en libertad y con dignidad.

Desde hace tiempo, el padre Garralda y sus Horizontes Abiertos intentan sacar a muchas mujeres-madres de las prisiones y llevarles a vivir con sus hijos a casas tuteladas: Para ayudar en su rehabilitación, si, pero también para que los niños menores de tres años no tengan que vivir detrás de una reja. Ellos sí que no lo merecen. Esa tendría que ser la apuesta de una sociedad sana y democrática.

Francisco Muro de Iscar.

francisco.muro@planalfa.es

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