MADRID 13 Ago. (OTR/PRESS) - Navarra tiene ya presidente... por unos meses. La abstención del PSN, impuesta por Zapatero contra la voluntad mayoritaria de sus dirigentes regionales, ha cerrado una etapa, pero no es ni mucho menos definitiva. El cambio en el discurso del elegido presidente, Miguel Sanz, más cercano al diálogo y a no tocar las narices al PSOE ni siquiera en temas como la lucha contra ETA, no son un bálsamo que cura heridas, sino una 'tirita' para tapar una brecha importante. No se ha logrado una solución de futuro. Simplemente se ha salido de un embrollo electoral que dio a todos los peores resultados posibles. A UPN no le permitió gobernar en mayoría, a Nafarroa Bai le trajo unos unos escaños insuficientes para presionar y al PSN le dejó una derrota sin paliativos. Así las cosas, estos meses han servido sólo para escenificar un plan, pero la decisión de Moncloa estaba tomada hace mucho y no han dudado en sacrificar a Puras y a los sociallistas navarros críticos a cambio de ganar tiempo. Dentro de unos meses, cuando se celebren las elecciones generales y, según los resultados, será tiempo de mantener la derrota del barco o de virar en otra dirección.
Nadie se debe hacer ilusiones. UPN va a agobernar bajo vigilancia y tendrá que pactar todo lo que pretenda. Lo más normal es que únicamente haga lo que no moleste al PSN, es decir, poco. Esa situación de debilidad le dejará el Gobierno y un buen puñado de cargos en la Administración, pero es dudoso que le de votos de futuro. Es decir, que el PP va a tener otro granero, otro más, en peligro. Hay quien dice que Miguel Sanz, con una hipoteca a plazo fijo, ya ha tomado la decisión de que ésta es su última legislatura. Así que hay que ir preparando al delfín o 'delfina'. Es dudoso que el PSOE rentabilice esta 'decisión responsable', porque muchos de los suyos, que querían llegar al poder como fuera, se van a bajar del barco para siempre y puede que hasta inicien un proyecto diferente. En esta situación, sólo Nafarroa Bai puede considerarse ganadora a futuro, aunque haya perdido su gran ocasión cuando ya la tenía al alcance de las manos. Y las ocasiones no siempre se repiten.
La única solución útil para Navarra hubiera sido la coalición de UPN y PSN, un acuerdo a la alemana para sacar a Navarra de los intereses de ETA y de los nacionalistas. Esa hubiera sido la verdadera solución 'de progreso'. Pero Madrid nunca lo hubiera aceptado. Si ese acuerdo hubiera sido posible, tal vez los españoles hubiéramos entendido mejor la grandeza de la política, que la tiene, y de los políticos que ponen por encima de los intereses partidistas, los de su comunidad autónoma o de su nación. De momento, sólo se ve a un presidente hipotecado y una prórroga de una situación muy inestable.
Francisco Muro de Iscar